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El abogado Hugo Waldino Lovera, hijo del gran luchador colorado ya fallecido, cansado de la impunidad rampante, denunció que el Poder Judicial recibió oportunamente una extensa lista de “campesinos sin tierra” beneficiados con la reforma agraria adjudicados con importantes parcelas de tierras en zonas de sumo valor inmobiliario. El Poder Judicial, sin acuse de recibo alguno, archivó la denuncia elevada por la Comisión de Verdad y Justicia sin impulsar proceso alguno y “mutis por el foro”.
La valiosa nómina de “campesinos sin tierra”, la encabeza el mismísimo dictador colorado, adjudicado gratuitamente con miles de hectáreas en el Alto Paraná, le siguen sus parientes políticos como su consuegro, el Gral. de 5 Estrellas encumbrado por el tráfico de drogas bajo la dirección del francés Augusto Ricord. La esposa Nélida Rey. También no podía faltar el yerno preferido, Domínguez Didd y su padre ,el “campesino” que llegó a estas tierras con una mano atrás y otra delante conociendo luego las mieles del stronismo, desparramando dinero a sus hijos que hasta hoy cantan loas a la memoria del “suertudo” árabe. También aparecen en la lista de campesinos, don Blas el de “campos Morombí”, el clan de los Pappalardo y varios angurrientos como Alberto Planás, Lucio Vergara y otros seccionaleros. Y militares, eternos sostenes del sempiterno dictador dueño y señor de vidas y hacienda.
Se recordará que el inefable Papacito Frutos, gran “líder anticomunista” repartió tierras por doquier, adjudicando a testaferros que luego rápidamente vendían con excelentes beneficios. También “el industrial del odio” repartió tierras a “leales de la Democracia sin comunismo” para poblar la ciudad sobre la que se asentó Ciudad del Este. Muchos militarotes, entre quienes se encontraba aquel general que lanzó desde aviones a exguerrilleros “para que aprendan”. Este militar, fallecido hace unos años, sufría de molestas pesadillas que rondaban su mente.
Estos beneficiados con la reforma agraria del stronismo se enriquecieron. Pero fallecieron ya, legando una gran generación de verdaderos campesinos sin tierra que hoy claman a la nueva democracia un lugar dónde vivir. El procurador general de la República nos prometió cuando asumió el cargo “recuperar los bienes malhabidos”.
Pero las promesas se las llevó el viento y las inundaciones.
Nelson García Ramírez