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Un equipo de fútbol, según mi modesto entender, sale campeón por cuatro motivos principales: magníficos dirigentes, un buenísimo plantel de jugadores, un buen cuerpo técnico y una maravillosa hinchada como lo es el hincha olimpista, que estuvo alentando al equipo en las buenas y en las malas.
Considero que la hinchada olimpista es única, con una alta pasión al club de sus amores, si bien cometió algunos errores dejándose guiar por su pasión y su fanatismo al acusar a los dirigentes de arreglar los partidos, para llegar a una finalísima con Cerro Porteño, algo totalmente falso.
Mis felicitaciones a los dirigentes especialmente a la persona de su joven presidente Marco Trovato, un dirigente que se desvive por el club, criterioso y honesto, saneando de a poco las alicaídas arcas del club.
Por su parte, el presidente del club Cerro Porteño, Juan José Zapag, una persona soberbia y arrogante, que en todo momento atentó contra el juego limpio, acusa, principalmente, a los árbitros de perjudicar a su club. Le recuerdo al Sr. Zapag que los 3 últimos partidos del torneo su equipo fue beneficiado por los árbitros.
A Nacional le ganaron con un penal que no era penal; a Sol de América, con un gol en clara infracción al arquero y una grosera mano de Beltrán; mientras que el último partido, en donde se definía el campeonato, el árbitro en connivencia con el asistente no cobró un penal más grande que el estadio a favor del Olimpia. Señor Zapag, lo mejor que puede hacer es callarse, dedicarse a su equipo y saber perder y ganar como lo hacen los grandes dirigentes.
La APF debe cambiar de rumbo, rendir cuentas claras, actuar con transparencia y austeridad, y cambiar a los dirigentes del Departamento de Árbitros, que nada aportan para mejorar.
Óscar Patricio Alonso Pérez