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Pienso que los tecnólogos e inventores deben tener cuidado, sobre todo en la cibernética que busca robotizar una máquina queriendo hacerla a “imagen y semejanza” del hombre, realizando el “peligroso juego a ser Dios”, al intentar crear y colocar un cerebro mecánico al mencionado invento con el fin de que tenga “sentimientos y piense” en forma semiindependiente del hombre, para acompañarle domésticamente.
Al empezar que le despierte, le haga el desayuno, con una “limitada conversación”, le despida para ir al trabajo, quedándose el robot como encargado de la casa, cocinando los alimentos, sirviendo a los hijos y animales; y al regresar el hombre o la mujer de su trabajo, como rutina seguir con los servicios domésticos; y así sucesivamente, hasta que algún día con el tiempo y “el avance tecnológico” el hombre irá, como de hecho ya lo hace hoy en día, aumentando progresivamente su dependencia de “las máquinas”, por ahora sin cerebro.
Y si algún día consigue el inventor su objetivo; ¿qué podría suceder? Yo creo que podría convertirse en realidad lo que en varias películas se muestran como “ficciones”, “la rebelión de las máquinas”, llegando las mismas a dominar al hombre.
Hace 100 o 200 años, el viaje al espacio y la llegada del hombre a la luna o a algún planeta u otro sitio del universo ¿no fueron ficciones? Hoy en día el hombre ya posó sus pies y recorrió sobre la luna, además ya está hurgando en el planeta marte a través de máquinas espaciales especializadas. También se busca fundar o formar “colonias espaciales” en la luna, el planeta marte u otros, para traslado progresivo de la población humana con el fin de subsanar en el futuro la inexorable “superpoblación del globo terráqueo”. Las ficciones son creadas por el hombre, y quizás algún día sean realidades y no puedan ser contenidas y controladas por él.
Estamos ya en la época de los “bebés probeta”, que personalmente no me gusta desde el punto de vista de mi formación religiosa. A mi entender (me puedo equivocar) es un “juego peligroso a ser Dios”; solamente Él puede crear una vida real, esto es, como se dice en la “jerga ganadera”, “inseminación artificial”.
Recordemos el pasaje bíblico (antiguo testamento); por qué el Señor destruyó la “Torre de Babilonia”; por qué le castigó al mítico y legendario “Rey David” y al mismo “Rey Salomón”, preferidos y señalados por Dios para cumplir una misión, por extralimitarse.
Heraldo Rojas