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Es decir, ellos están haciendo un ahorro en toda su vida para recibir la devolución de esos ahorros al final de su trabajo. Ahora llegó la hora de pagarles, mejor dicho devolverles, el dinero que es suyo. El Gobierno les informa que no hay fondos.
Eso se llama “defraudación”, delito tipificado en nuestra legislación y que los bancos manejan asiduamente.
Entiendo el dolor y la indignación de los que ejercen el oficio más noble, los que pasan su vida educando y formando a nuestra juventud que es el futuro de nuestro país.
He sido profesor del Colegio de Comercio nocturno de Paraguarí por 10 años. Recibí por ese servicio como sueldo la suma de 70 guaraníes mensuales, por enseñar 4 materias hace unos 50 años. No cobrábamos sueldo por los días de vacaciones de verano y de invierno. Los días de lluvia, sin clases, los profesores devolvían sus sueldos respectivos “por dignidad”. No entendían de los derechos de los docentes, ni de sindicatos gremiales para defender los mismos (comparar con nuestra situación actual de reacción de los docentes al ser víctimas de la injusticia). Yo nunca fui colorado; sin embargo, vinieron a ofrecerme los cargos a mi casa, en razón de que en todo el pueblo no había personas capacitadas. Pero con el tiempo mis alumnos, todos colorados de Paraguarí, terminaron la carrera y pidieron a la seccional que me saquen mi puesto de profesor para ejercer ellos.
Así fue que el director del colegio, con mucha vergüenza, me pidió mi renuncia. Ese es el Paraguay que nos espera si Aliana y sus amigos llegan a tomar el poder.
Manuel Vargas Talavera