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La educación nacional merece una reestructuración y re planificación; claro está que este cambio debe venir desde arriba, de los organismos responsable de la misma, del Gobierno nacional; estamos hablando de educación primaria, secundaria y terciaria.
Nuestros jóvenes, hoy en día, si hablamos del conocimiento a través de la malla curricular, sobre la historia de nuestro país es casi nula, insuficiente o al menos de poco contenido, lo cual directamente incide en la falta de entendimiento y conocimiento de su propia identidad, de la identidad nacional; al carecer de esto, no solo resulta difícil que el paraguayo promedio sepa quién es, sino que menos aún sepa qué necesita y hasta dónde puede llegar como ciudadano y por supuesto como paraguayo.
Y esa es tan solo una arista de las muchas que estarán débiles hace décadas en toda la estructura educacional paraguaya.
¿Es casualidad esto? No lo creo pero ese es otro tema; ahora bien cabe agregar que si la calidad de maestros es baja por supuesto que los alumnos también lo serán.
Realmente seremos un pueblo libre cuando el nivel educativo nacional sea uniforme, cuando se logre que todo paraguayo sea este de Bahía Negra o de Alberdi y sin importar su nivel económico, tenga una educación digna.
El verdadero cambio se hará con escuelas y colegios públicos aptos, maestros idóneos y contenido útil en todas las materias para que así salgan paraguayos que no sepan que su futuro se construirá con trabajo y no con prebendas ni corrupción que solo traerá más miseria a las próximas generaciones como un mal endémico insertado en el ADN nacional.
Ese día podremos decir de verdad que somos una nación libre y soberana, con las armas que impidan sometimiento y opresión.
Juan Marcelo Cuenca Torres