Cargando...
Desde que Copaco fue víctima del famoso sabotaje en el que cortaron las fibras ópticas (creo que el 25/05/16), me quedé sin teléfono. Llevada por un sentido de conmiseración patriótica, pensé que la compañía nacional necesitaría unos días para recuperar su funcionamiento normal.
Al aparecer las fotos periodísticas en las que los “sufridos” funcionarios habían reparado las líneas, yo seguía sin teléfono. Empecé a realizar reclamos diarios, hasta que hace ocho días me “consolaron” con el ofrecimiento de un plan compensatorio que consistía en darme un equipo de la llamada ”línea alta” con un chip que cubriera mis necesidades de comunicación ya que el arreglo de mi línea ”baja” iba a tardar aún. ¡Compensación!, dije, por fin una de nuestras oficinas estatales piensa en los contribuyentes. Desde que llegué a mi casa traté de “disfrutar” de mi “línea alta”, que no funcionó nunca.
Ayer me llamaron los técnicos y me notificaron que mi “línea baja” ya funcionaba y que debía devolver el aparato de línea alta para que me lo reconectaran. Pero ¡oh sorpresa!, al devolver el aparato debía pagar por el servicio regular, que no había recibido, por un montón de llamadas que no hice y dos de mi celular para probar el equipo que no funcionaba. Sumado al montón de recargas de mi celular con el que tuve que suplir la falta de teléfono, la compensación me salió cara como si yo fuera culpable del sabotaje.
Supongo que alguien tenía que pagar el perjuicio y ”salí sorteada”. El sabotaje lo tuvimos que pagar los usuarios y el jefe de Copaco “bien gracias”. Todo se hace ”así nomás”, y va a seguir así mientras en los puestos técnicos pongamos a políticos y no a especialistas.
Lucía Florentín