Beato Romero

Óscar Arnulfo Romero y Galdámez, más conocido por monseñor Romero, fue un sacerdote católico salvadoreño que desempeño el cargo de arzobispo metropolitano de la capital de El Salvador entre los años 1977 y 1980.

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Fue admirado por su prédica en defensa de los derechos humanos y por denunciar en sus homilías, numerosos desacatos a estos derechos, manifestándose solidario con las víctimas del terrorismo político de su país.

Murió el 24 de marzo de 1980 asesinado durante la celebración de una misa y su asesinato provocó la protesta internacional en demanda del respeto a los derechos humanos en el país centro americano. Dentro de la Iglesia católica se lo consideró un obispo que defendía la opción preferencial por los pobres.

Es uno de los diez mártires del siglo XX representados en las estatuas de la abadía de Westminster en Londres y que fue nominado al Premio Nobel de la Paz en 1979. El 24 de marzo de 1990 se dio inicio a su canonización.

El 2 de febrero de 1980, la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) lo distinguió con el Doctorado Honoris Causa como reconocimiento de su lucha en defensa de los derechos humanos. En ocasión de recibir ese título, Romero pronunció un discurso considerado profético en el cual señaló, entre otras cosas: “El mundo de los pobres nos enseña que la liberación llegará no solo cuando los pobres sean puros destinatarios de los beneficios de gobiernos o de la misma Iglesia, sino actores y protagonistas ellos mismos de su lucha y de su liberación desenmascarando así la raíz última de falsos paternalismos aun eclesiales”.

Su proceso de canonización se inició el 24 de marzo de 1990 viéndose demorado a partir de 1997 por razones ideológicas, mientras ejercía el cargo de papa Juan Pablo II. Las causas de esta demora fueron las informaciones que llegaban de El Salvador al Vaticano, en las que la derecha política y algunos cardenales de ese país acusaban a Romero de estar desequilibrado y de ser comunista.

El 23 de mayo de 2015 fue beatificado en la Plaza Salvador del Mundo cerca de las 10:30 AM en la que concurrieron unas 300.000 personas de 57 países. Se trata del primer salvadoreño en ser elevado a los altares y el primer arzobispo mártir de América. Bien papa Francisco, has logrado que se haga justicia y demostrado al mundo que aquellos autores morales y materiales que lo asesinaron, también inmortalizaron al Beato Romero.

Aníbal Reinaldo Pangrazio

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