La mayoría de las víctimas mortales pertenecen al bando de los rebeldes chiíes y perecieron en los bombardeos aéreos del Ejército yemení contra posiciones militares tomadas por los insurgentes.
Los bombardeos y enfrentamientos se registraron en los accesos de la ciudad de Amran, capital de la provincia homónima, donde en esta jornada cesó la violencia y se respira una tensa calma, según los testigos.
El movimiento rebelde chií de los hutíes ya denunció la víspera haber sufrido bombardeos de la aviación yemení en esa región, situada 60 kilómetros al noroeste de la capital Saná. Estos bombardeos supondrían un cambio de estrategia en la lucha de las autoridades yemeníes contra este grupo rebelde, que controla desde 2010 la vecina provincia de Saada.
El portavoz del movimiento hutí, Mohamed Abdelsalam, explicó ayer que la intervención de la aviación militar en los combates representa una “escalada muy peligrosa”.
Los enfrentamientos entre los rebeldes chiíes y las fuerzas gubernamentales se han intensificado en las últimas dos semanas, mientras que también se han producido intensos choques entre este grupo y milicianos tribales suníes en el centro y norte del país desde principios de año.
Los hutíes, que se alzaron en armas en 2004 dirigidos por Husein al Huti (padre del actual líder), tratan ahora de ampliar las zonas bajo su dominio.