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Trump, quien durante meses había generado grandes expectativas sobre su nuevo encuentro con Kim, se fue temprano de Hanoi sin acuerdo y sin un plan para una nueva cumbre. Corea del Norte indicó que ofreció cerrar su planta nuclear de Yongbyon a cambio de un alivio en las sanciones, pero Trump pidió una completa desnuclearización a cambio del levantamiento total de las sanciones.
“Creo que el hecho de que no haya acuerdo -ni siquiera un acuerdo parcial, pese a que el presidente Trump había indicado que era posible un pequeño acuerdo- representa una decepción significativa”, dijo Frank Aum, un exasesor sobre Corea del Norte para los secretarios de Defensa estadounidenses.
“Todo muestra que todos salieron con las manos vacías sin una imagen clara de hacia dónde iremos en el futuro”, consideró Aum, un experto del Instituto de Paz estadounidense.
Después de que Trump eligiera la postura poco ortodoxa de negociar personalmente con Kim, los analistas se preguntaban si otros funcionarios, incluso el secretario de Estado Mike Pompeo, podrían lograr avances ahora ante el desacuerdo entre los jefes de Estado.
“Es difícil ver que continúen negociaciones creíbles. La idea de conversaciones a nivel de líderes era encontrarse con la persona que de hecho toma las decisiones”, consideró Abraham Denmark, director del programa de Asia en el Centro Internacional para Académicos Woodrow Wilson.
De todas formas, Aum dijo que la diplomacia aún sigue siendo viable, ya que Corea del Norte dejó en claro que no reanudará sus pruebas de misiles y que Estados Unidos mantiene congelados sus ejercicios conjuntos con Corea del Sur, una suspensión doble para recuperar la confianza mutua que fue propuesta por China.
“Esto significa que aún hay esperanza de que en los próximos dos años” se logren más avances, apuntó Aum.
Paradójicamente, el estancamiento en Hanoi podría ser una ventaja política para Trump, ya que miembros de su Partido Republicano se habían mostrado preocupados porque creían que el mandatario parecía desesperado por alcanzar un logro con Corea del Norte.
“Es mejor irse que firmar un mal acuerdo”, dijo el senador Lindsey Graham, estrecho aliado de Trump, que también tuiteó que sería tiempo de “poner fin a la amenaza nuclear de Corea del Norte, de una manera u otra”, si fallan las futuras negociaciones.
Bruce Klingner, un experto en Corea del Norte de la conservadora Fundación Heritage, se mostró agradablemente sorprendido de que Trump “priorizó de manera correcta los principios y los aliados de larga data por sobre una declaración de paz prematura” .
Klingner dijo que espera que Trump se mantenga firme en futuras negociaciones en su oposición a un rápido levantamiento de sanciones o a una declaración formal de paz con el estado totalitario, enemigo de Estados Unidos durante siete décadas.
En la cumbre de Hanoi, que le siguió al histórico encuentro entre Trump y Kim de junio en Singapur, parece haber habido nuevamente dificultades por definir la desnuclearización, con Corea del Norte pidieron un amplio fin a las armas en la península.
Pese a haber alardeado de que estaba logrando más avances que otro presidente estadounidense, “la estrategia de Trump no consiguió nada nuevo y ni siquiera se acercó a resolver la amenaza nuclear de Corea del Norte” , manifestó Paul Haenle, un ex funcionario de la Casa Blanca que actualmente trabaja en el Carnegie Tsinghua Center, un think-tank de Pekín.
“Una vez más, Trump regresa a Washington sin plazo específico o una hoja de ruta para futuras conversaciones y la propuesta de China de ’suspensión por suspensión’ como statu quo”, apuntó.
Pero Chris Green, un experto en Corea en el International Crisis Group, dijo que siguen estando presentes los esbozos de un acuerdo.
“Ambas partes concluyeron con gusto que estaría bien darse la vuelta esta vez, mostrándose duros para sus respectivas audiencias locales al irse con las manos vacías”, aseguró. “Hoy es un revés, pero el diálogo parece continuar. Hay que ver dónde estaremos en otros seis meses”, añadió.