Tras la suspensión de las operaciones el jueves, a causa del mal tiempo, once aviones de seis países (Australia, China, Japón, Nueva Zelanda, Corea del Sur y Estados Unidos) iniciaron el reconocimiento de una zona ubicada a 1.100 km al noreste de la que sobrevolaron durante la semana, situada a unos 2.500 km de la costa oeste australiana.
Asimismo, cinco navíos chinos y un destructor australiano, que participan en los operativos, corrigieron su singladura hacia la nueva zona de búsqueda.
A pesar de los colosales medios desplegados, el primer ministro australiano, el conservador Tony Abbott, subrayó las enormes dificultades que entrañan estas tareas.
“No debemos subestimar las dificultades de este trabajo, (la zona de búsqueda) se trata de un lugar extraordinariamente aislado”, declaró este sábado ante un grupo de periodistas.
“Intentamos encontrar pequeños trozos de los restos del avión en un vasto océano”, advirtió.
El ministro malasio de Transportes, Hishamudin Hussein, prometió este sábado que “por muy pocas que sean las posibilidades, (...) seguiremos buscando posibles sobrevivientes”.
Malasia anunció el pasado 25 que el avión “terminó en el sur del océano Índico”, sin que desde entonces haya emergido ningún elemento material que lo confirme.
La Agencia Australiana de Seguridad Marítima (AMSA), que coordina las tareas de búsqueda, anunció el viernes de noche que cinco aviones habían detectado “múltiples objetos” dispersos en esta nueva zona, pero es necesario esperar a que los barcos lleguen al lugar para tener una confirmación, lo que podría ocurrir este sábado.
La AMSA indicó que la patrullera china “Haixun 01” comenzó a buscar estos objetos con las primeras luces del amanecer.
Por su parte, la agencia oficial Xinhua anunció que el buque “Jinggangshan” se encuentra cerca de ésta con dos helicópteros a bordo, dispuestos a despegar.