En estos momentos sigo asustada y aún pienso en irme (de las cercanías del volcán), pero a largo plazo volvería a mi tierra”, relató a la AFP Carolina Bayern, que permanecía albergada en un colegio de Puerto Varas.
“Yo no le tengo miedo al volcán, le tengo respeto, el miedo ya se me quitó. Mi casa se cayó, está todo destruido, y tengo una pena tan grande”, afirmó de su lado Raúl Rangel, alojado en el mismo albergue. De casi 6.000 evacuados, un centenar tuvo que pasar otra noche en albergues. La mayoría, sin embargo, se alojó en casas de familiares o amigos.
La zona afectada, ubicada en la región de Los Lagos, a unos 1.300 km al sur de Santiago, se mantenía en alerta roja y con un fuerte resguardo de las Fuerzas Armadas. En recorrido por la zona, el ministro del Interior Rodrigo Peiñailillo anunció que se otorgará “un bono para quienes no sólo han perdido su casa, sino también sus enseres” y que se ayudará a los que quieran mudarse.
El volcán, que permaneció dormido por más de cinco décadas, mantenía una emanación de cenizas y lava viscosa difícil de percibir. En la madrugada, se observó además expulsión de material incandescente desde su cráter, según periodistas de la AFP en la zona.
En su último reporte, la Oficina Nacional de Emergencias mantuvo la zona de exclusión en 20 kilómetros alrededor del cráter y reiteró que debido a “la inestabilidad actual del sistema, (se) generan condiciones favorables para la renovación de la actividad eruptiva”.
Hasta ahora el volcán ya ha “emitido 210 millones de metros cúbicos (de cenizas), lo que es considerable si atendemos que cada metro cúbico significa cerca de una tonelada de material volcánico”, explicó en un reporte el director del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomín), Rodrigo Álvarez.
Las cenizas se expanden “principalmente hacia el noreste del volcán (...) una noticia delicada para las regiones aledañas al Calbuco y para las provincias argentinas de Neuquén y Rio Negro, aunque el efecto ya se nota incluso en Buenos Aires”. En la capital argentina, a 2.000 kilómetros del volcán, se canceron algunos vuelos desde y hacia Estados Unidos y Europa.
En Santiago, los vuelos nacionales operaban con normalidad, pero se vieron afectados los internacionales. Uno de esos retrasos obligó a cancelar la presentación del cantante Daddy Yankee en Santiago este sábado, pues parte de su elenco no pudo llegar.
En Montevideo, en tanto, se reportaba la cancelación de un vuelo y otro viaje desde Santiago de Chile estaba demorado, mientras las autoridades llamaban a la población a protegerse con tapabocas en caso de que precipiten las cenizas emanadas del volcán, que actualmente permanecen a gran altura sobre la capital uruguaya.
El verde habitual del sur chileno fue reemplazado por el gris de las cenizas que cubrían extensos sectores agrícolas y ganaderos. A los pies del macizo, en la localidad de Ensenada, completamente evacuada tras la erupción, las autoridades permitieron este sabado el regreso de sus pobladores por pocas horas para recoger enseres y alimentar animales.
Muchos de los cerca de 1.500 habitantes de esta localidad, que vive en su mayoría del turismo, pudieron constatar cómo una gruesa capa de ceniza sumergió a casi todo el poblado. El ministro de agricultura Carlos Furche señaló a radio Cooperativa que la emergencia principal se presenta en la zona de exclusión de 20 km alrededor del volcán donde los vecinos “dejaron todos sus bienes, incluyendo a sus animales”.
“Hay campos que van a estar inutilizados por un tiempo largo”, admitió el ministro. Un último reporte oficial estimó en 300 los agricultores afectados y en 4.000 ovinos y bovinos y 350 animales menores que quedaron abandonados en la zona. El gobierno confirmó este sábado que dará ayuda económica a los productores afectados.
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