La ofensiva, que ya dejó al menos 21 muertos e incluyó el bombardeo de los suburbios de la capital, no se detuvo ni siquiera para acatar un pedido de la ONU de una “tregua humanitaria” de dos horas al sur de la capital para permitir la evacuación de heridos y civiles.
País rico en petróleo, Libia está sumida en el caos desde la caída de Muamar Gadafi en 2011, pero la ofensiva lanzada el jueves por las fuerzas del mariscal Haftar para hacerse con el control de Trípoli marca una escalada importante entre las dos autoridades que se disputan el poder. Las fuerzas de Jalifa Haftar son leales a una autoridad basada en el este del país que se opone al Gobierno de Unidad Nacional, instalado en Trípoli (oeste) y reconocido por la comunidad internacional.
Tras una noche sin combates, los enfrentamientos recomenzaron el domingo en el sur de la capital, especialmente en Wadi Rabi y en el perímetro del aeropuerto internacional de Trípoli, a unos 30 km de la ciudad, una infraestructura destruida en 2014.
El Ejército Nacional Libio (ENL) dirigido por el mariscal Haftar, anunció el domingo que efectuó su primer bombardeo aéreo en las afueras del sur de la capital. La víspera, las fuerzas leales al GNA aseguraron por su parte que habían llevado a cabo su primer ataque aéreo. El domingo, el nuevo portavoz de las fuerzas del GNA, el coronel Mohamad Gnunu, proclamó el inicio de una “contraofensiva”.
Esta operación, llamada “Volcán de la Ira” , debe permitir “limpiar todas las ciudades de los agresores y de las fuerzas ilegítimas”, declaró el portavoz ante la prensa en Trípoli, al día siguiente de su nombramiento.
Ante la intensificación de los combates, la Media Luna Roja libia advirtió el domingo que le era imposible acceder a las familias bloqueadas por los enfrentamientos.
Informó de la muerte el sábado de un médico de los servicios de rescate. El ejército estadounidense anunció el domingo la retirada provisional de sus militares en Libia debido a los combates. En un discurso el sábado por la noche, el jefe del GNA, Fayez al Sarraj, advirtió contra la posibilidad de una “guerra sin ganadores” en Libia.
Sarraj agregó que los refuerzos seguían “afluyendo a la capital, de todas las regiones” , para hacer frente a la ofensiva del ENL. Al parecer, el mariscal Haftar pensaba en una victoria rápida “sin combates”, tras establecer alianzas con facciones de la Tripolitana (región oeste) y creyendo que los grupos armados pro-GNA iban a caer rápidamente.
El ENL se habría visto sorprendido por la movilización de fuerzas que le son más o menos hostiles, como las poderosas milicias de Misrata (200 km al este de Trípoli) , que lograron expulsar en 2016 al grupo Estado Islámico en Sirte.
Estas milicias, reticentes al principio en participar en los combates, decidieron finalmente comprometerse en la “defensa de la capital” , igual que los grupos de Zentan y Zawiya. Al menos un grupo armado de Misrata, la “brigada 166” , llegó el sábado al este de la capital para participar en la contraofensiva con decenas de vehículos armados, con cañones antiaéreos, constató la AFP.
Los analistas sin embargo estiman que la ofensiva de las fuerzas de Haftar podría alargarse, e incluso fracasar. “La operación de Haftar (...) ha atizado las fuerzas libias del oeste contra él” , afirma a la AFP Wolfram Lacher, investigador del Instituto alemán de política internacional y de seguridad (SWP).
Haftar “está ahora confrontado a la perspectiva de una guerra prolongada” y la hipótesis de una derrota, añade. Esta nueva escalada se produce antes de una Conferencia Nacional auspiciada por la ONU prevista a mediados de abril en Gadamés, en el suroeste del país, para esbozar una “hoja de ruta” para sacar al país del caos, con elecciones incluidas.
El enviado de la ONU para Libia, Ghassan Salamé, dijo el sábado que la conferencia se mantiene, “en la fecha prevista” , del 14 al 16 de abril, “salvo que lo impidan circunstancias de fuerza mayor”.