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“Viajaré a Texas y Luisiana mañana con la Primera Dama. Se ha hecho un gran progreso!” , escribió Trump la noche del viernes en su cuenta de Twitter.
El presidente prevé apreciar de cerca los inmensos daños materiales, calculados entre 30.000 y 100.000 millones de dólares, que dejó Harvey que ya se ha disipado y convertido en una depresión tropical luego de provocar también la muerte de al menos 42 personas.
Los que han podido regresar a sus casas, abandonadas durante varios días, las encontraron inundadas con un agua lodosa que llega al nivel de las ventanas, a veces incluso más arriba, y vehículos listos para ir al desguace.
Al regresar a su vivienda en Port Arthur el viernes, Tobias James encontró sus dos vehículos llenos de agua, incluyendo un Dodge totalmente nuevo. “El seguro de uno de ellos venció hace ya años” , se lamentó, al tiempo que se consolaba pensando que todos sus parientes se encuentran bien.
Pero todavía decenas de miles de ciudadanos siguen en albergues, en particular por el lento decrecimiento de las inundaciones.
La Casa Blanca solicitará al Congreso el desbloqueo de unos 5.900 millones de dólares en fondos de emergencia para ayudar a las víctimas. Unas 100.000 viviendas han sido afectadas por este desastre natural, según gobierno.
En paralelo, un nuevo incendio se desató la noche del viernes en la planta química de la empresa francesa Arkama, al norte de Houston, y una densa nube de humo negro, potencialmente tóxica, se disparó hacia el cielo.
“Es la reacción que esperábamos que ocurriera. Ya se han tomado medidas y el área ha sido evacuada, no hay personas cerca” , dijo a la AFP un empleado de la planta, que fabrica peróxidos orgánicos, un compuesto extremadamente inflamable y cuyas emisiones de humo son tóxicas.
El jueves ya se habían registrado dos explosiones en la planta, ubicada en Crosby, luego de que se encendieran peróxidos altamente inflamables tras quedar sin refrigeración porque las inundaciones causadas por Harvey provocaron un corte eléctrico.
En total, nueve contenedores con unas 225 toneladas de peróxido orgánico están en la planta.
El presidente de Arkema en Estados Unidos, Richard Rowe, indicó que más contenedores “deberían prenderse fuego en los próximos días” .
Houston parecía que el viernes empezaba a volver la normalidad, pues muchos hogares recuperaban la electricidad, los sistemas de transporte volvían a ponerse en movimiento y se multiplicaban las operaciones de limpieza.
“Texas está en proceso de rápida recuperación gracias a los hombres y mujeres que han trabajado duramente, pero todavía queda mucho para hacer”, tuiteó este viernes Donald Trump.
El equipo local, los Astros de Houston, anunció que podrían jugar en la ciudad los partidos previstos contra los Mets de Nueva York este fin de semana.
“Va a ser emocionante”, predijo el coach de los Astros, A.J. Hinch.
El alcalde de Houston, Sylvester Turner, pidió a los residentes de unos vecindarios inundados, cercanos a los embalses de Addicks y Barker, que abandonen el área porque la zona podría permanecer dos semanas más bajo agua, pero muchos se niegan a hacerlo.
El regreso a una completa normalidad tomará años, advirtió el gobernador de Texas Greg Abbott: “La gente tiene que entender que no se trata de un proyecto a corto plazo. Será un programa de años para que Texas supere este desastre” .