El secretario de Gobierno encargado de Bogotá, Milton Rengifo, calificó como “un acto de desesperados” el ataque contra un Comando de Atención Inmediata (CAI) de la policía en una zona muy afectada por el microtráfico de drogas, según las autoridades.
“Estamos tocando intereses muy puntuales y por eso acuden al terror”, dijo Rengifo a la prensa, y recordó que “los índices de muertes violentas se han reducido en la ciudad”.
Al acto asistieron unas 50 personas del barrio aledaño a la unidad policial, quienes enarbolaron globos blancos como símbolo de paz y reconciliación entre los colombianos.
“Rechazamos cualquier acto de violencia que afecte nuestra ciudad y nuestro barrio, que es uno de los más tradicionales de Bogotá”, dijo a la AFP Ana Bermúdez, una pensionada de 67 años.
La Policía de Bogotá ofrece 10 millones de pesos de recompensa (unos 5.300 dólares) a quienes den informaciones que permitan la captura de los responsables de la explosión, informó el subcomandante de la institución, coronel Juan Vargas.
Por su parte, el vicepresidente colombiano, Angelino Garzón, dijo en su cuenta de Twitter que se trató de “un acto cobarde que el Estado no puede permitir y menos que quede en la impunidad”.
La explosión ocurrida en la tarde del viernes dejó dos policías y dos civiles lesionados, que se recuperan satisfactoriamente, y causó daños a un vehículo y 10 edificios, incluida una sede de la Universidad Santo Tomás y la iglesia del barrio de Lourdes.
El viernes, el presidente Juan Manuel Santos rechazó el ataque y dijo que dio instrucciones al ministro de Defensa y al comandante de la Policía para que se investigue el hecho y capture a los responsables.
El último ataque con bomba registrado en la capital colombiana ocurrió en mayo de 2012, cuando un artefacto fue detonado contra el vehículo del exministro de Interior Fernando Londoño (2002 -2004) , provocando la muerte del conductor del coche y de un escolta.