CIUDAD DEL VATICANO. Según el tribunal de la Congregación para la Doctrina de la Fe, encargado de juzgar esos delitos, el prelado fue declarado culpable en primera instancia de “algunas acusaciones”, sin precisar cuáles. La sentencia puede ser recurrida y será efectiva si no presenta recurso, precisa la nota.
El tribunal, formado por cinco magistrados, suspendió al prelado de su cargo y le ordenó que abandone la isla de Guam, situada en el Pacífico occidental y perteneciente a Estados Unidos.
En 2016 varias personas que habían pertenecido al coro de niños de una parroquia de la isla presentaron demanda contra el religioso, entonces un simple sacerdote, por los abusos sexuales cometidos por él entre 1950 y 1970.
El papa Francisco ya había intervenido sobre el caso y había enviado a la isla al cardenal estadounidense Raymond Leo Burke para tomar testimonio de las supuestas víctimas. Los tribunales del Vaticano son los encargados de juzgar a los curas pederastas y el proceso eclesiástico puede durar hasta tres años. Entre las penas más graves que decretan figura conducir una vida de oración y penitencia, prohibirles celebrar la misa públicamente y usar el traje clerical.