Este jueves dos fuertes sismos, el mayor de ellos de 6,9 de magnitud según el servicio geológico de Estados Unidos (USGS), sacudieron una amplia zona frente a la península de Baja California Sur, haciendo saltar de sus camas a los habitantes de ciudades como Hermosillo o Guerrero Negro (noroeste), pero sin causar grandes daños.
Pocas horas antes, al atardecer del miércoles, otro sismo cuya magnitud fue recalculada en 6,5 por el USGS y que tuvo su epicentro más al sur, pero también sobre la costa del Pacífico, provocó las habituales evacuaciones de edificios en la capital mexicana y su zona metropolitana, donde viven más de 20 millones de personas.
“Sabemos, que estos sismos no son el gran sismo esperado en México, tenemos escenarios mucho más delicados que amenazan a nuestro país y que no sabemos cuando van a ocurrir, pero que sabemos van a ocurrir”, dijo en conferencia de prensa Laura Gurza, directora del estatal servicio de Protección Civil.
Gurza explicó que los nuevos sismos han obligado a las autoridades a reforzar los planes de prevención.
“El gobierno ha venido trabajando duro en la construcción del plan federal de respuesta frente a escenarios de sismo grande, llevamos grandes avances. De hecho tuvimos la oportunidad de probarlo en el marco del sismo de Guerrero el 20 de marzo, afortunadamente no fueron necesarios” señaló.
Ese sismo, de 7,4 grados según el USGS, provocó dos muertes y una decena de heridos, pero afectó a miles de viviendas en una zona rural aislada entre los estados de Oaxaca y Guerrero.
Según el Servicio Sismológico Nacional de México, la actividad telúrica se ha incrementado en la costa del Pacífico en estas tres semanas con más de 400 sismos, en una zona donde se registra una amplia acumulación de energía en las cuatro placas tectónicas que cofluyen: la de Cocos (que viene desde Centroamérica) , la del Pacífico, la Norteamericana y la de Rivera.
“Hasta las 12:OO (18:OO GMT) del 12 de Abril, se han reportado: 394 Réplicas del Sismo de Ometepec, 19 Réplicas del Sismo Michoacán y ocho réplicas del sismo de Guerrero Negro”, indicó un resporte de la entidad, responsable de la red de sismográfos en México.
La frecuencia de los sismos ha vuelto recurrente las imágenes en la televisión que muestran a miles de personas en Ciudad de México desalojando edificios, en maniobras que en algunos casos han sido practicadas con intensidad.
La capital mexicana, escenario de numerosos e intensos terremotos como el de septiembre de 1985, de 8,1 en la escala Richter que mató a más de 6.000 personas, según el balance oficial o hasta 30.000 según organismos de socorro, mantiene un plan de preparación para un sismo de similar impacto.
La capital tiene un minucioso plan de riesgos, dispone de una flotilla de helicópteros que rapidamente rastrea puntos estratégicos tras un sismo y hasta tiene una alarma que funciona cuando se produce un sismo superior a los 5,5 grados Richter, pero su efectividad es limitada.
En el sismo del miércoles la señal de alarma no funcionó, pues el origen del movimiento está lejano a los detectores que la activan y una aplicación para teléfonos móviles que se presentó la semana pasada tampoco anunció el movimiento.
El alcalde de Ciudad de México, Marcelo Ebrard, declaró este jueves a la prensa que se ampliará la capacidad de esa alarma pero dijo que el sistema tardará aún unos meses en estar totalmente listo. “Hay además un protocolo de pruebas muy complejo para que no haya una alerta o alarma falsa”, explicó.