El vicepresidente de la Comisión Nacional de Catástrofes, Benjamin Shing, explicó que el archipiélago, uno de los países más pobres del mundo, agradece la ayuda de las asociaciones internacionales.
Pero, agregó, muchas oenegés han trabajado a su aire en lugar de cooperar con el Gobierno.
El ciclón Pam, de categoría 5 -la más alta-, arrasó el viernes el archipiélago de 270.000 habitantes, acompañado de vientos superiores a 320 km/h.
“Lo siento mucho pero debo decir lo que hay”, declaró Benjamin Shing a la prensa la noche del miércoles en Port Vila, la capital. “En la práctica totalidad de los países a los que viajan, tienen sus propios sistemas operacionales, sus propias redes, y se niegan a seguir las directivas gubernamentales”, reprochó.
“Hemos tenido que pasar los tres primeros días intentando poner a punto un sistema de coordinación, un tiempo precioso que hubiera podido consagrarse a las evaluaciones” .
El director de Oxfam para Vanuatu, Colin Collett van Rooyen, rechazó estas acusaciones. “Seguiremos trabajando con el Gobierno, como hicimos y hacemos siempre, con el fin de satisfacer lo mejor posible los intereses de las personas necesitadas” , declaró.
La confusión impera también en torno al balance. La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) mencionó primero 44 muertos no confirmados, luego 24 muertos confirmados, antes de reducir el número de decesos a 11.
El Gobierno dice que en realidad sólo siete personas han muerto debido a la tempestad. “Técnicamente, siete decesos son imputables al ciclón” , declaró Shing, y precisó que las otras cuatro personas fallecidas eran enfermos que ya estaban hospitalizados.
Las asociaciones internacionales se enfrentan a un rompecabezas logístico para llegar a las islas más alejadas de este archipiélago compuesto por más de ochenta. Faltan pistas de aterrizaje y puertos en aguas profundas. La magnitud de las destrucciones y de las necesidades sigue siendo en parte una incógnita.
El ministro de Agricultura, David Tosul, advirtió de que los alimentos van a faltar en menos de una semana, y pidió arroz, galletas, semillas, proteínas en conserva, además de medios financieros.
El archipiélago polinesio de Tuvalu, golpeado también por el ciclón Pam, vivía una situación muy difícil, declaró una portavoz de la UNICEF para el Pacífico, Karen Allen. Olas inmensas inundaron viviendas y viveros, sobre todo en el norte del país.
Las Tuvalu, que tienen menos de 11.000 habitantes diseminados por nueve atolones de coral, declararon el estado de urgencia y necesitan ayuda humanitaria.