Una treintena de ambulancias se encargaron de trasladar a los 339 enfermos a otros hospitales, incluidos los niños ingresados en la unidad de cuidados intensivos, entre ellos doce recién nacidos, informó el diario holandés “De Volkskrant”.
En el momento del incidente, no se estaba practicando ninguna intervención quirúrgica, aunque sí había varios pacientes a la espera de ser operados. Cinco enfermos de corazón tuvieron que ser urgentemente trasladados. Los empleados del centro sanitario que se encontraban en la planta baja se vieron obligados a salir por las ventanas.
La tromba anegó, entre otras instalaciones, la sala de calderas, los laboratorios, la cocina y el depósito de cadáveres. El centro, que permanece sin suministro eléctrico ni de agua corriente, tardará cinco o seis días en volver a estar operativo, declararon los responsables del hospital a los medios. La inundación se produjo cuando, durante los trabajos de mantenimiento en una calle cercana, una tubería fue indebidamente movida, con lo que el agua bajó formando una cascada y se introdujo en el centro por la rampa de descarga de material.