Eso anunció a última hora del jueves la presidenta de la comisión de la UA, Nkosazana Dlamini-Zuma, a través de un comunicado.
Después de mantener una reunión interministerial en Niamey el pasado 20 de enero, Nigeria, Chad, Camerún, Níger y Benin pidieron a la comisión que elaborara un informe sobre las condiciones necesarias para desplegar una fuerza regional que hace meses que debería estar en marcha.
“La situación actual es muy preocupante debido al aumento de la violencia (perpetrada por Boko Haram) y a los continuos ataques en el noreste de Nigeria y en la cuenca del lago Chad”, anunció Dlamini-Zuma, que sin embargo no pudo establecer un calendario definitivo para organizar el despliegue de las tropas.
La desconfianza entre los países participantes y los problemas logísticos y de financiación han retrasado la puesta en marcha de la misión a pesar de que las primeras conversaciones para la creación de una fuerza regional comenzaron en marzo de 2014.
Por ahora la única maniobra destacable ha sido la entrada de Chad en el conflicto, que a mediados de este mes decidió enviar cientos de soldados al norte de Camerún para evitar las incursiones de Boko Haram y de paso proteger la ruta comercial Yamena-Marua-Douala, una arteria vital para el Gobierno chadiano.
Tanto Chad como Camerún disponen de ejércitos bastante competentes pero tienen que hacer frente a otros conflictos, tanto internos como externos, y no cuentan con suficientes tropas para llevar a cabo una campaña prolongada contra un enemigo móvil y comprometido como Boko Haram.
La fuerza regional, que ya tiene el respaldo de la Unión Africana, buscará ahora el apoyo del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas igual que se hizo en las misiones para la República Centroafricana, Malí o Somalia, todas lideradas por países africanos con asistencia técnica y financiera de potencias occidentales.