Heroísmo que confronta con la suspensión del DACA

La decisión de Donald Trump de suspender el programa DACA, que daba respaldo a migrantes que desde niños hicieron su vida en EE.UU., tiene como contraste historias como la de uno de los “soñadores” que dio su vida para ayudar en una catástrofe.

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El mexicano Alonso Guillén desoyó las advertencias de su padre y, montado en un bote, se enfrentó al azote del huracán Harvey para rescatar a víctimas del ciclón en Texas (EE.UU.), una tierra que sentía como suya a pesar de no contar con residencia legal en el país y donde acabó perdiendo la vida.

Guillén, de 31 años, se ha convertido en un símbolo de la heroicidad de los jóvenes indocumentados que llegaron a EE.UU., de niños, conocidos como “soñadores” y que pudieron durante años frenar su deportación gracias al programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).

El joven desapareció el pasado miércoles, 30 de agosto, y su familia encontró el cuerpo este domingo, 3 de septiembre. Mientras la familia buscaba, el presidente de EE.UU., Donald Trump, tomó la decisión de suspender DACA y dar al Congreso seis meses, hasta el 5 de marzo de 2018, para aclarar la situación de los 800.000 indocumentados que se beneficiaron del programa migratorio, proclamado por el exmandatario Barack Obama en 2012.

“Mi corazón está roto, pero la lucha es fuerte”, dijo a Efe la legisladora demócrata Sheila Jackson Lee, que representa a un distrito de Texas que incluye buena parte de Houston, una de las ciudades más castigadas por Harvey y con un 36% de población hispana. Con una foto de Guillén pegada al pecho y una bandera estadounidense en la mano, Jackson Lee criticó la decisión de Trump y los comentarios que hizo contra los “soñadores”, a los que acusó de robar trabajo a los estadounidenses.

“La manera en la que siento esto, la manera en la que sostengo su foto, es para decir que Alonso era un soñador, pero también era un héroe, salvó la vida de la gente, representa a los soñadores que contribuyen, que aman a Estados Unidos y son patriotas. Vamos a luchar por ellos”, prometió Jackson Lee.

El Congreso tiene que aprobar una ley en seis meses. Pero se encuentra dividido entre los demócratas, que desean regularizar la situación de los “soñadores”, y buena parte de los republicanos, que condicionan su ayuda a la obtención de fondos para reforzar la seguridad en la frontera e, incluso, construir el muro con México.

Durante las sesiones del Congreso, los demócratas han ido mostrando, uno a uno, las fotos de los “soñadores” de los estados y distritos que representan. Estudiantes brillantes y soldados valientes han desfilado ante los ojos de los legisladores, con el voto final sobre su futuro. Jackson Lee, con la foto de Guillén, se ha paseado sin cesar por los pasillos del Congreso.

La familia de Guillén guarda luto por la pérdida. Su padre, Jesús Guillén, advirtió a su hijo de la peligrosidad de aventurarse en la tormenta y le pidió que se quedara en casa en la ciudad texana de Lufkin, en vez de ir con un grupo de amigos a Houston para, en un bote, tratar de rescatar a los vecinos atrapados por Harvey. Pero, el joven insistió. El 29 de agosto, salió temprano de su trabajo como locutor de radio y, con sus amigos, recorrió casi 200 kilómetros hasta llegar a Spring, a las afueras de Houston.

Cuando llegaron se distribuyeron en cinco barcas y, con walkies-talkies, salieron a buscar a los supervivientes de Harvey. Esa misma noche, Guillén y dos de sus amigos estaban de camino a un complejo de apartamentos cuando su bote colisionó con un puente, enterrado por las inundaciones. La barca se rompió lanzando al agua a Guillén y a uno de sus amigos Tomás Carreón, de 25 años y que fue encontrado muerto el viernes.

La tercera persona que viajaba en la barca fue encontrada viva días después agarrada a un árbol, según el diario Houston Chronicle. “Doy gracias a Dios por el tiempo que tuve con él”, dijo a ese diario el padre del joven “soñador”, Jesús Guillén. Bigote y pelo canoso, no podía dejar de llorar y rezar cuando el domingo, tras días de angustia, el cuerpo de su hijo apareció flotando entre el agua turbia.

Nacido en la ciudad fronteriza de Piedras Negras, en Coahuila (México), Guillén llegó a la ciudad de Lufkin cuando era solo un adolescente. El programa DACA, proclamado por Obama y que Trump acaba de suspender, le permitió trabajar como locutor de radio y disyóquey. “He perdido a un hijo fantástico”, se lamentó su madre, Rita Ruiz de Guillén, de 62 años, en declaraciones al Houston Chronicle.

Conoció la noticia del fallecimiento de su hijo en la ciudad de Piedras Negras, donde reside. Inmediatamente, se puso en contacto con las autoridades estadounidenses para que le permitieran entrar en Estados Unidos y dar sepultura a su hijo.

La mujer pudo recibir el lunes un permiso especial para atender el funeral, según indicó a Efe un portavoz de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP). Alonso Guillén es una de las más de 70 víctimas mortales que dejó a su paso el huracán Harvey.

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