Hijo de un albañil y una limpiadora, Barbosa, de 58 años, tomó juramento del cargo en la sede del tribunal ante los demás magistrados, la presidenta Dilma Rousseff y altas autoridades del país.
Debo decir “honestamente que hay un gran déficit de justicia entre nosotros. No todos los brasileños son tratados con la misma consideración cuando recurren a la justicia. Lo que se ve aquí es un tratamiento privilegiado”, afirmó Barbosa en su discurso.
Último país del continente en abolir la esclavitud en 1888, Brasil recibió la llegada de Barbosa al máximo cargo del poder judicial como un avance en un país donde los afrodescendientes, pese a ser el 52% de la población, están marginados socialmente con respecto a los blancos.
Sólo un 2,2% de los negros o mulatos brasileños accede a la universidad.
El nuevo presidente del STF se comprometió a promover “un poder judicial ágil, eficaz y efectivo”.
“Necesitamos hacer efectivo el principio constitucional de la razonable duración del proceso” , declaró.
Acompañado de su familia, Barbosa, quien debido a un problema de cadera acostumbra a ofrecer cortos discursos de pie, asumió ante más de 2.000 personas que se congregaron en la sede del tribunal, entre ellas varias figuras negras de la cultura brasileña.
Doctor en derecho público de la Sorbonne, Barbosa fue nombrado semanas atrás como presidente del STF en reemplazo de Carlos Ayres Britto, quien se jubiló a los 70 años.
El nuevo jefe de la corte es el principal protagonista del publicitado juicio que condenó a 25 empresarios y políticos por la compra de votos en el Congreso durante el gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010) , incluido el exjefe de gabinete José Dirceu.
Paradójicamente, Barbosa fue nominado nueve años atrás al STF por el presidente Lula, lo que después de su actuación en el llamado juicio del siglo afianzó su fama de implacable luchador contra la corrupción.
Relator del proceso por corrupción contra los dirigentes del gobernante Partido de los Trabajadores, Barbosa presidirá la etapa final del llamado juicio del siglo, en que se ha destacado por pedir duras condenas contra los implicados.
Barbosa, que ha declarado haber votado por el PT, defendió la “independencia del juez” y “el carácter laico de su misión constitucional” para que sus “creencias más íntimas no contaminen sus actividades”.
La emotiva ceremonia de posesión fue un fiel reflejo del país con igualdad de oportunidades y derechos que el magistrado dijo esperar en su discurso.
En las primeras filas de invitados estaba su madre Benedicta, a quien Barbosa dirigió un emotivo saludo, así como su hijo y su hermano, flanqueados por representantes de la alta sociedad brasileña.
“Junto a la madurez constitucional, Brasil vive un momento único en su historia”, destacó el magistrado Luiz Fux en el discurso leído en nombre de la corte.
Fux hizo emocionar a Barbosa al evocar al luchador estadounidense por los derechos civiles, Martin Luther King, en su famoso discurso “Tengo un sueño”.
En su primer acto, Barbosa tomó juramento al vicepresidente de la corte Ricardo Lewandowski y luego se sentó al centro del tribunal, al lado de la presidenta Rousseff.
“La renovación del Supremo Tribunal Federal es un hecho que debe ser celebrado en la construcción de nuestro sistema de justicia”, declaró por su parte el fiscal general Roberto Gurgel.
En el país con la segunda mayor población negra del mundo después de Nigeria, Barbosa ha denunciado a lo largo de su trayectoria el racismo y la desigualdad.
“El sistema penal brasileño penaliza y mucho... principalmente a los negros, los pobres, las minorías en general”, lamentó en una entrevista.
El propio Barbosa debió salir del humilde pueblo de Minas Gerais donde nació para lograr estudiar. A los 16 años llegó a Brasilia donde trabajó como limpiador en tribunales y en una imprenta, y consiguió formarse en las mejores universidades tradicionalmente reservadas a los ricos.
Hoy es doctor en derecho público por la Sorbonne, donde obtuvo tres diplomas de posgraduación, y habla francés, inglés, italiano y alemán.
“Cuando la educación se impone a la desigualdad se ven ejemplos como éste, pero si la educación fuera para todos habría muchos Joaquim Barbosa”, comentó la reconocida presentadora de televisión mulata Regina Casé a los periodistas.