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Cualquiera que sea el efecto del muro en la inmigración, tendrá un impacto en el medioambiente de la frontera.
Ya existen alrededor de 1.000 kilómetros de muro en la frontera de 3.175 kilómetros entre los dos países. La mayoría de este ha sido construido en propiedad federal donde el terreno no ofrece barreras naturales. Trump ha pedido un muro de 1.600 kilómetros, el cual se extendería más sobre terrenos que incluye hábitats importantes para la vida silvestre.
Una política de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos dice que la agencia “integrará protecciones ambientales y prácticas de sustentabilidad en las operaciones y actividades”. Sin embargo, el congreso ha dado a la agencia el poder de no respetar protecciones ambientales como la Ley de Especies en Peligro. Dichas leyes podrían requerir que el gobierno elabore un análisis profundo sobre el impacto ambiental de un nuevo proyecto, desarrollar alternativas que causen menor daño y generar monitoreo ambiental después de la construcción.
Un vocero de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza no estaba disponible debido al cierre parcial de la administración, un resultado de la pugna política sobre los recursos para el muro.
Un artículo publicado el año pasado en la revista Bioscience, el cual ha sido firmado por más de 2.900 científicos, menciona que el plan del gobierno “amenazaría a algunas de las regiones biológicamente más diversas del continente” al bloquear el libre movimiento de muchas especies y contribuir a las inundaciones. Más de 1.500 animales nativos y especies vegetales serían afectadas por el muro, dice el artículo, incluidas 62 que aparecen en la lista como en peligro de extinción o vulnerables.
A continuación, algunos de los posibles efectos que una frontera extendida podría tener en la vida silvestre.
Un muro fronterizo extendido podría impedir el movimiento de muchas especies y pondría en peligro a las criaturas que ya están en riesgo.
Aaron D. Flesch, un científico e investigador en la Universidad de Arizona, dijo que no dudaba que los humanos ingeniosos podrían trepar el muro, pero este bloquearía a muchas criaturas de cuatro patas, dijo.
Incluso algunas aves que vuelan bajo como el caburé chico (o mochuelo caburé) podrían tener problemas. “Piensas que un ave simplemente volará sobre un muro, pero eso no es necesariamente cierto”, dijo Flesch.
Los animales necesitan poder moverse, para encontrar alimento y parejas, entre otras cosas. Un brote de enfermedades, incendios o las presiones del cambio climático pueden obligarlos a buscar nuevos hogares. Y los espacios abiertos en el panorama que les favorecen pueden estar muy dispersos.
Pequeñas poblaciones de animales en peligro de extinción —tales como el lobo gris mexicano y el berrendo de Sonora— podrían quedar varados en cualquier lado de la frontera, lo que dejaría a algunas especies más propensas a morir. “Para una criatura que está casi extinta en Estados Unidos, necesitas promover la conectividad, no restringirla”, dijo Flesch.
Los insectos que vuelan bajo también podrían resultar afectados por un muro fronterizo. Investigadores de la Universidad de Texas consideraron como particularmente en riesgo a la flor silvestre en peligro Lesquerella thamnophila y el amenazado cactus Coryphantha ramillosa, y la Federación Nacional de Vida Silvestre nombró a la mariposa Quino, entre otros.
Muchos polinizadores ya están en declive debido a la pérdida de hábitat, dijo Scott Hoffman Black, director ejecutivo de Xerces Society, una organización de conservación enfocada en los invertebrados. “Este es otro asunto que pondrá presión sobre las abejas y las mariposas, y ya están estresadas con muchos muchos asuntos”, dijo. Las nuevas largas porciones de muro, con “zonas de protección” al sur, podrían resultar en impedimentos para muchos pequeños voladores.
Otro experto expresó dudas sobre que el muro por sí mismo podría resultar una barrera para los insectos voladores, pero dijo que este, sin embargo, presentaría un enorme problema para muchos de ellos.
El experto, David L. Wagner, un profesor de Ecología y Biología Evolutiva en la Universidad de Connecticut, indicó que la mayoría de los insectos pueden volar lo suficientemente alto para superar un muro. Sin embargo, la cantidad de luces que serían parte de cualquier construcción, dijo, afectaría las vidas de criaturas nocturnas, como las polillas, e incluso de vertebrados que dependen de la oscuridad.
“La contaminación lumínica se está convirtiendo en un problema real para los animales nocturnos”, dijo. “Estás afectando la composición de estos ecosistemas”.
Por supuesto, hay edificios iluminados en muchos lugares. Pero Wagner comentó que había una pequeña diferencia entre un muro fronterizo y un Walmart. De cualquier manera, dijo, “es una masacre”.
La construcción trastornaría varias porciones de tierra que han sido designadas parte del Sistema Nacional de Refugios de Vida Silvestre, así como otros tesoros como el Centro Nacional de la Mariposa, una reserva natural privada a lo largo del río Bravo en Mission, Texas. La construcción en el santuario de 40 hectáreas podría comenzar desde el próximo mes, con lo que quedarían divididas alrededor de 28 hectáreas del lado estadounidense del sitio.
Después de la indignación de parte de ambientalistas y funcionarios locales, el Congreso de Estados Unidos votó el año pasado para proteger una joya del medioambiente, el Refugio Nacional de Vida Silvestre Santa Ana, un “cruce ecológico” de 850 hectáreas para aves migratorias cerca de McAllen, Texas, al rehusarse a destinar recursos para construir el muro a través de él.
No obstante, los activistas ambientales dicen que las áreas que quedarán desprotegidas son vastas y las pérdidas en biodiversidad se extenderán mucho más allá de la delgada línea fronteriza. Como Texas Monthly lo publicó: “La financiación federal del muro fronterizo permite subsistir al refugio de la vida silvestre, pero nada más”.
Debido a la riqueza del medioambiente a lo largo de varias porciones de la frontera, el área atrae a turistas para realizar cacería y pesca y, en gran medida, ecoturismo.
Las personas que practican la observación de aves han detectado a más de quinientas especies en los cuatro condados que componen el valle del río Grande bajo. Un estudio de 2011 de la Universidad de Texas A&M calculó que la observación de aves y otras formas de ecoturismo crearon una derrama económica superior a los 344 millones de dólares al área, y alrededor de 4400 empleos.
Los autores del artículo en Bioscience, incluido Flesch, dijeron que el gobierno debería proteger el “valor cultural” de la frontera. “La seguridad nacional puede y debe ser persuadida mediante un enfoque que conserve nuestro legado natural”, escribieron.