En declaraciones a la agencia semipública Anadolu, Çavusoglu aseguró que el propio presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se había comprometido a lograr que las milicias vinculadas al partido kurdosirio PYD no permanecieran al oeste del río Éufrates tras la conquista de la localidad de Manbech en los últimos días.
La semana pasada, las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza militar del norte de Siria encabezada por la milicia kurda YPG, que depende del PYD, arrebataron al Estado Islámico (EI) la ciudad de Manbech, situada a 20 kilómetros al oeste del Éufrates y 30 kilómetros al sur de la frontera turca.
Washington había insistido en que las fuerzas kurdas, junto a milicias árabes y de otras etnias locales, participaran en esta operación antiyihadista y había dado garantías a Ankara de que luego regresarían a su territorio al este del Éufrates, señala Anadolu.
“Ahora, Estados Unidos debe cumplir su palabra. Es lo que esperamos. Nuestros contactos continúan en este tema”, dijo el jefe de la diplomacia turca.
Ankara considera al PYD una organización terrorista por sus vínculos con la guerrilla kurda de Turquía, el PKK, y siempre ha denunciado como una “amenaza para la seguridad nacional” de Turquía que las milicias kurdas arrebaten al Estado Islámico el último territorio que éste controla al sur de la frontera turca.
Si el PYD expulsa al EI de esta zona, podría conectar sus territorios en Siria nororiental con el enclave kurdo de Afrin en el oeste y crear una franja bajo dominio kurdo a lo largo de casi toda la frontera turcosiria. Para evitarlo, el Gobierno turco ha amenazado incluso con intervenir militarmente si las milicias kurdas llegasen a cruzar el Éufrates para avanzar hacia el oeste.
La toma de la estratégica localidad de Manbech interrumpe la conexión de Raqa, feudo del EI, con Yarábulus, el único bastión de los yihadistas en la frontera turca, prácticamente rodeado ahora por las fuerzas kurdas.