Trump pierde asesores y apoyo del partido por su reacción a Charlottesville

WASHINGTON. El presidente de EE.UU., Donald Trump, disolvió dos consejos de asesores que habían perdido integrantes por su polémica reacción a la violencia en Charlottesville.

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Líderes de su partido criticaron la “equivalencia moral” que estableció entre los neonazis y los manifestantes de izquierda.

La decisión de Trump puso fin al Consejo de Fabricantes Estadounidenses, que había sufrido un éxodo gradual desde el lunes debido a la ambigua respuesta del mandatario a lo ocurrido en Virginia, y al Foro de Estrategia y Política, cuyos integrantes habían decidido hoy renunciar en masa a sus cargos.

“En lugar de presionar a los empresarios del Consejo de Fabricantes Estadounidenses y el Foro de Estrategia y Políticas, voy a acabar con ambos. ¡Gracias a todos!”, tuiteó Trump.

Aunque los consejos de asesores son órganos externos que generalmente desempeñan un papel meramente simbólico, la disolución de los dos principales foros empresariales que daban recomendaciones a Trump supone un golpe para un presidente que ha prometido reactivar la economía y beneficiar a las compañías de EE.UU.

Siete miembros del Consejo de Fabricantes Estadounidenses lo abandonaron entre el lunes y hoy, entre ellos los líderes de compañías como Intel, Merck, Under Armour y el presidente de la mayor federación de sindicatos del país, AFL-CIO.

En ese consejo quedaban aún una quincena de integrantes, incluidos representantes de gigantes estadounidenses como Boeing, General Electric, Dow Chemical, Lockheed Martin y Johnson & Johnson.

En cuanto al Foro de Estrategia y Política, sus miembros mantuvieron hoy una conferencia telefónica y decidieron abandonar en masa el grupo de empresarios. Minutos después de que esa noticia se filtrara a los medios, Trump emitió el tuit en el que anunciaba la disolución de ambos consejos.

Trump evitó hoy hacer más comentarios sobre la violencia del sábado en Charlottesville, y solamente destacó el servicio religioso que hoy se celebró en memoria de Heather Heyer, la joven que murió atropellada por un neonazi.

“Hoy hay un servicio en memoria de la preciosa e increíble Heather Heyer, una joven verdaderamente especial. ¡Será recordada durante mucho tiempo por todos!”, escribió Trump en Twitter.

Durante el servicio religioso en Charlottesville, la madre de la víctima, Susan Bro, dijo que al acabar con la vida de su hija los neonazis “trataron de que callara”, pero con su muerte “solo la han magnificado”.

Mientras los demócratas criticaban a Trump por el impulso que dio a los supremacistas blancos con sus comentarios del martes, en los que atribuyó la misma culpa a los neonazis que a quienes protestaban contra ellos, aumentaron también las reacciones entre los líderes del partido del mandatario.

Los dos expresidentes republicanos de EE.UU. que siguen vivos, George H. W. Bush (1989-1993) y George W. Bush (2001-2009), emitieron un comunicado en el que llamaban a “rechazar la intolerancia racial, el antisemitismo y el odio en todas sus formas”, aunque no mencionaron a los supremacistas blancos.

Varios legisladores republicanos criticaron este martes las declaraciones de Trump, entre ellos el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, y los senadores John McCain y Marco Rubio. A ellos se sumó hoy el líder republicano del Senado de EE.UU., Mitch McConnell, quien en las últimas semanas se ha distanciado de Trump y que tardó más de 17 horas en reaccionar a sus declaraciones del martes.

“No podemos tener ninguna tolerancia con una ideología de odio racial. No hay neonazis buenos, y aquellos que comparten sus ideas no apoyan los ideales y libertades estadounidenses”, dijo McConnell en referencia a la afirmación de Trump de que entre quienes acudieron a la marcha en Charlottesville había “gente buena”.

Más duro fue el senador republicano Lindsey Graham, quien advirtió a Trump de que sus palabras “están dividiendo a los estadounidenses”, y rechazó que haya una “equivalencia moral” entre los supremacistas blancos y los contramanifestantes.

Las críticas se han colado incluso en la Casa Blanca: el diario The New York Times informó hoy de que uno de los principales asesores del mandatario, el director del Consejo Económico Nacional, Gary Cohn, que es judío, está “profundamente molesto” y “disgustado” por el tema, aunque no planea abandonar su cargo.

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