“El traficante Rogério Avelino da Silva, o Rogério 157, fue detenido en la comunidad de Arará, en la Zona Norte, en una operación integrada de las fuerzas de seguridad (...) con apoyo de las Fuerzas Armadas”, informó la Secretaría de Seguridad del Estado de Rio (Seseg) en su cuenta Twitter.
Unos 3.000 efectivos participaron en la operación, durante la cual los militares cercaron las comunidades de Mangueira, Tuiuti e Arará/Mandela, en tanto que la policía se adentraba en las intrincadas calles de esas aglomeraciones, de acuerdo con los informes oficiales. ’Rogério 157’, de 35 años (cumplirá 36 el 24 de diciembre) , era considerado como el jefe del tráfico de drogas en La Rocinha, la mayor favela de la ciudad, que se extiende sobre un morro de la rica zona sur.
Esa comunidad fue teatro en septiembre de enfrentamientos provocados por una presunta guerra entre el bando de ’Rogério 157’ y el de su antecesor, Antonio Francisco Bonfim, alias ’Nem’, detenido desde 2011.
“Quiero felicitar a los policías por esta captura tan importante para nuestra sociedad”, declaró el secretario de Seguridad, Roberto Sá. Medios brasileños publicaron ’selfis’ de agentes sonrientes, ostentando sus armas, en torno al detenido sentado, por cuya captura se ofrecían 50.000 reales (unos 15.000 dólares).
Su ficha precisa que está acusado de tráfico de drogas, lavado de dinero, extorsión y homicidio, como miembro de la facción ’Amigos dos Amigos’ (ADA), aunque según informes recientes habría adherido al ’Comando Vermelho’, la mayor banda de narcos de Rio.
En 2010 había sido capturado tras la toma de 35 rehenes en el Hotel Intercontinental de Sao Conrado, junto a La Rocinha, pero fue liberado en 2012 por una orden judicial. El cerco sobre ’Rogério 157’ se estrechó en los últimos tiempos. El mes pasado fue detenido su principal lugarteniente, Alberto Ribeiro Sant’anna, alias ’Cachorrao’.
El portal del diario O Globo mostró fotos de la que, según la policía, sería la residencia de Rogério, una lujosa residencia en medio de la favela, con jacuzzi y televisión con pantalla de plasma. Ante la crisis de seguridad de Rio, agudizada después de los Juegos Olímpicos de 2016, el gobierno brasileño desplegó a fines de julio 8.500 militares para apoyar a la policía en sus labores.
Las autoridades tratan desde hace décadas de resolver los problemas de las favelas, donde vive cerca de un cuarto de los 6,5 millones de habitantes de la ciudad de Rio, la gran mayoría en condiciones de extrema pobreza. La crisis se vio agravada por los problemas financieros del estado, el segundo más rico de Brasil gracias a sus recursos petroleros y al turismo, pero afectado por la caída de los precios del crudo en los últimos años y por un vaciamiento de sus recursos en obras faraónicas plagadas de corrupción.
El estado está al borde de la bancarrota y los salarios de miles de funcionarios, incluyendo a los policías, son pagados con importantes retrasos. Actualmente, dos de los tres últimos gobernadores de Rio están presos, al igual que las máximas autoridades legislativas de los últimos años.