“Treinta milicianos murieron ayer en el cañoneo contra Alexándrovka”, situada en la misma frontera entre Ucrania y Rusia, aseguró a la agencia rusa Interfax el jefe del centro de prensa de la autoproclamada república popular de Lugansk, Konstantín Knírik.
Los combates continúan hoy en otros puntos de la frontera ruso-ucraniana, como el paso automovilístico internacional “Izvárino”, según los separatistas. Según medios rusos, en “Izvárino” las unidades ucranianas han quedado aisladas del resto de las tropas tras arrebatar a los milicianos ese puesto de control fronterizo a finales de la semana pasada.
“Los combates en la zona del puesto fronterizo 'Izvárino' continúan desde hace varios días. El ejercito ucraniano trata de romper las defensas (de los milicianos) en la localidad de Uralo-Kavkáz hacia Krasnodón”, ciudad de 45.000 habitantes situada en la autovía que une la capital regional (Lugansk) con la frontera.
En los últimos días, los combates se han recrudecido tanto en la frontera ruso-ucraniana, prácticamente recuperada por las fuerzas de Kiev, como en los alrededores de la ciudad de Lugansk.
Tres civiles han muerto y otras catorce han resultados heridas en las últimas 24 horas en esa ciudad de medio millón de habitantes, sometida a diario al fuego de artillería del que se culpan mutuamente los dos bandos enfrentados.
Por otro lado, las fuerzas ucranianas aseguraron haber roto esta madrugada el cerco de los sublevados en torno al aeropuerto de Lugansk, que estuvo durante semanas rodeado por los milicianos a pesar de que el propio recinto está bajo el control del ejército.
“El presidente Petró Poroshenko acaba de ser informado de que las tropas ucranianas han llegado hasta el aeropuerto de Lugansk”, señala un comunicado publicado en la página oficial que tiene el mandatario ucraniano en Facebook.
La información fue enseguida desmentida por los separatistas, que aseguraron que el área del aeropuerto sigue en sus manos aunque reconocieron haber sido golpeados por la aviación ucraniana en la zona.