El jefe de la delegación gubernamental, Bashar al Jaafari, llegó en la mañana del domingo a Ginebra para esta nueva sesión de negociaciones que tendrá lugar durante casi dos semanas en el Palacio de las Naciones de la ONU.
Su homólogo de la oposición, Mohammed Alluche, y los otros miembros del Alto Comité de Negociaciones (ACN) habían llegado a la ciudad suiza el sábado.
Esta nueva sesión se inicia en un ambiente radicalmente diferente a la precedente, a fines de enero, cuando la ONU ni siquiera consiguió que arrancaran las conversaciones.
Una tregua, patrocinada por Estados Unidos y Rusia, y que entró en vigor el 27 de febrero entre el régimen y los rebeldes “moderados” en Siria, se mantiene pese a algunas violaciones. Ello ha permitido que la ONU aporte ayuda humanitaria a cerca de 250.000 personas bloqueadas en zonas asediadas.
Este ciclo de negociaciones bajo la égida de la ONU estará centrado en la formación de un nuevo gobierno que incluya a todas las tendencias, la redacción de una nueva Constitución y la organización de elecciones presidenciales y parlamentarias. Según el enviado de la ONU, Staffan de Mistura, el objetivo es organizar dichos comicios en 18 meses.
Sin embargo, para Joshua Landis, director de estudios sobre Medio Oriente de la universidad de Oklahoma, esta agenda “no es realista, ya que (el presidente Bashar) Al Asad es más fuerte que nunca y no va a dejar su cargo” .
El futuro de Al Asad —cuyas tropas han logrado recientemente muchos éxitos militares frente a los rebeldes, gracias al apoyo aéreo ruso— es en efecto el principal punto de discordia para encontrar una solución al conflicto.
El Alto Comité de Negociaciones (ACN) , que agrupa a los principales grupos de oposición, insiste en la “constitución de un cuerpo transitorio dotado de todos los poderes ejecutivos” en el que “no habrá lugar” para Asad.
“Consideramos que el período de transición debe iniciarse con la caída o la muerte de Bashar Al Asad” , declaró a dos agencias de prensa, entre ellas la AFP , el negociador jefe de la oposición, el jefe rebelde salafista Mohamed Alush.
Pero para el régimen de ninguna manera se puede debatir sobre el futuro de Al Asad, reelegido en 2014, en plena guerra, para un nuevo mandato de siete años. “No negociaremos con nadie que quiera discutir de la presidencia. Bashar al Asad es una línea roja y si ellos quieren continuar con esa posición mejor que no vayan” a Ginebra, declaró el sábado el canciller sirio, Walid Muallem, refiriéndose a la oposición. El régimen tiene además una interpretación muy distinta de lo que sería una autoridad transitoria. Muallem habló en efecto de formar un “gobierno de unidad” y de designar una comisión para redactar una nueva Constitución, que luego sería sometida a referéndum.
El único punto de acuerdo entre los protagonistas es el rechazo a un sistema federal, defendido en cambio por los kurdos, que no están invitados a Ginebra.
“Los desacuerdos ideológicos y territoriales entre los actores locales son muy profundos. Pero todos los actores son enteramente dependientes de sus patrocinadores y deben someterse a los deseos de quienes los arman” , afirma Landis.
El secretario de Estado norteamericano John Kerry, cuyo país apoya a la rebelión, hablará este domingo en París sobre Siria con sus homólogos francés, alemán, británico e italiano, y conversará también por teléfono con Serguei Lavrov, canciller de Rusia, país que constituye uno de los principales apoyos del régimen sirio.
Las negociaciones intersirias serán lanzadas la víspera del quinto aniversario del inicio del conflicto, que obligó a huir a más de la mitad de la población y ha provocado una crisis migratoria sin precedentes en Europa.
De todos modos, si el gobierno y la oposición logran avanzar, los grupos yihadistas del Estados Islámico (EI) y el Frente Al Nosra, rama siria de Al Qaida, seguirán combatiendo.
Ambos grupos están excluidos de la tregua y sufren diariamente los bombardeos de los aviones rusos y estadounidenses.
En la noche del sábado, se registraron violentos combates entre el Frente Al Nosra y grupos rebeldes en el noroeste de Siria.