“Se cancelan todas las alertas costeras”, indicó en un boletín especial a las 13:30 GMT el Centro Nacional de Huracanes (NHC por su sigla en inglés), con sede en Miami, Estados Unidos, al anunciar el fin del fenómeno como ciclón tropical.
Pero sus restos pueden aún producir ráfagas de viento y lluvias de entre 75 mm y 150 mm, con cantidades máximas de hasta 250 mm, sobre Cuba, Haití y República Dominicana, advirtió el NHC en su último reporte sobre el fenómeno.
Por la tarde la Defensa Civil de Cuba levantó la alerta ciclónica decretada el viernes para la región oriental de la isla, explicando que “Erika ahora tiene categoría de onda tropical y sus efectos no representan un peligro para el país”.
El Instituto de Meteorología cubano pronosticó que el domingo habrá lluvias y tormentas eléctricas en la región central de la isla, “las que abarcarán en la tarde al occidente” , la zona donde se encuentra La Habana.
Durante el sábado hubo persistentes lluvias en la región oriental de Cuba, pero fueron insuficientes para superar la situación “crítica” en los embalses debido a la peor sequía en medio siglo, informó la televisión cubana.
Cuba se había puesto en guardia con el recuerdo del paso del huracán Sandy en 2012, que dejó 11 muertos y millonarios daños.
En Haití, las autoridades dispusieron unos 2.000 refugios de emergencia, con kits higiénicos, colchones y comida, capaces de albergar a más de 47.000 personas.
Un hombre murió en este país caribeño en la noche del viernes, en un deslizamiento de tierra en la zona conocida como Carries, al norte de la capital Puerto Príncipe, cerca de la ciudad de Saint-Marc, según diversas fuentes.
Otras tres personas resultaron heridas en la región de Puerto Príncipe, donde hubo viviendas colapsadas. También se reportaron inundaciones en dos zonas. Asimismo, 254 presos de la cárcel de Gonaives fueron evacuados en forma preventiva, pues el presidio se encuentra en una zona de alto riesgo de inundación.
Muchos hogares son precarios en Haití, y más de 60.000 personas aún viven en casas de emergencia tras el devastador terremoto de 2010, que dejó más de 250.000 muertos y dañó la infraestructura.
Las autoridades de la vecina República Dominicana, particularmente sensible a las tempestades por sus numerosos ríos, habían emitido alerta roja en escuelas y playas, en tanto los puertos permanecían cerrados y los cuerpos de salvamento estaban listos para actuar.
Erika se ensañó con Dominica, una pequeña isla de 72.000 habitantes, cuyas lluvias torrenciales causaron inundaciones y deslaves.
“Hasta ahora nos han confirmado que al menos 20 ciudadanos han muerto, y algunos están desaparecidos” , dijo la noche del viernes el primer ministro de la isla caribeña, Roosevelt Skerrit, en un discurso a la nación. “El daño que pude visualizar hoy (viernes) me temo que pueda haber llevado nuestro proceso de desarrollo marcha atrás en unos 20 años”, indicó el gobernante, quien acotó que “lo más preocupante, sin embargo, es la pérdida de vidas”.
Destacó que hubo daños masivos a la infraestructura y que “cientos de hogares de todo el país han sido destruidos o se volvieron inseguros para ser ocupados”.
En vista de los graves daños, la Organización de Estados Americanos (OEA) ofreció su apoyo a Dominica, donde numerosos puentes y carreteras, así como el aeropuerto, quedaron dañados. China puso a disposición 300.000 dólares de ayuda humanitaria para la isla.
Con el fin de Erika como ciclón tropical, el estado de Florida, en el sureste de Estados Unidos, respiró con alivio, tras haber decretado el estado de emergencia para agilizar los preparativos y activar a la Guardia Nacional ante la eventual llegada del fenómeno.
De todas maneras, el NHC pidió a la población de Florida, así como a las Bahamas y las islas Turcos y Caicos, seguir atentas los próximos días a los remanentes de Erika, que pueden generar lluvias por encima de lo normal.
Por sus características, Erika provocó dolores de cabeza a los meteorólogos, que llegaron en un momento a advertir que podía llegar como huracán a Florida. Al final, el fenómeno no pudo contra las condiciones adversas para su desarrollo en el Caribe.