Tokio mantendrá su actual postura sobre “esclavas sexuales”

TOKIO. El Gobierno de Japón anunció que no revisará su postura respecto a las miles de mujeres que el Ejército Imperial nipón esclavizó con fines sexuales en la península coreana y otras partes de Asia antes y durante la Segunda Guerra Mundial.

Aunque el primer ministro, Shinzo Abe, sugirió poco antes de ser elegido para el cargo el pasado diciembre que su Gobierno emitiría una nueva declaración sobre el asunto, el ministro portavoz, Yoshihide Suga, descartó hoy que se vaya a modificar la postura recogida en la llamada “Declaración Kono” de 1993.

El documento, llamado así por el entonces ministro portavoz Yohei Kono, fue el primer reconocimiento oficial de que el ejército y otras autoridades niponas fueron responsables de obligar a mujeres y niñas a prostituirse para las Fuerzas Armadas Imperiales y el primero en pedir perdón a las víctimas.

Se calcula que hasta 200.000 mujeres de países ocupados por Japón entre 1910 y 1945 fueron forzadas durante aquellos años en burdeles militares, llamados eufemísticamente “casas del confort”.

La gran mayoría de aquellas mujeres, muchas de ellas menores de 20 años, procedía de Corea, aunque también de otros países bajo control nipón en esa época como China, Filipinas, Tailandia, Vietnam y Malasia.

Las declaraciones de Suga se producen después de que varios países asiáticos, y hasta figuras estadounidenses, criticaran las palabras de Abe.

El exembajador de EEUU en Japón, Thomas Schieffer, incluso dijo la semana pasada que una revisión de la “Declaración Kono” dañaría intereses nipones en suelo estadounidense. A su vez, el canciller nipón Fumio Kishida señaló hoy en otra rueda de prensa que Abe comparte totalmente la visión recogida en otra declaración de 1995 emitida por el entonces primer ministro Tomiichi Murayama y en la que Japón reconoció y se disculpó por las agresiones cometidas en Asia durante su periodo expansionista.

A lo largo de los últimos años países como China y Corea del Sur han recriminado a Abe varios de sus polémicos gestos y comentarios.

Nieto del ex primer ministro Nobusuke Kishi, un proimperialista condenado y rehabilitado después por EEUU, Abe es uno de los grandes impulsores de la omisión de las tropelías de Japón en Asia antes y durante la Segunda Guerra Mundial en libros de texto que han pasado por las manos de millones de nipones desde la pasada década.

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