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“A su jefe le encantan las redes sociales, ¿cómo maneja esa presión constante?”, preguntó el miércoles a Tillerson la exjefa de la diplomacia estadounidense Condoleezza Rice, durante una conferencia en Stanford, California.
“Él es un campeón mundial de las redes sociales, ¡yo no!”, sonrió Tillerson. “No tengo una cuenta en redes sociales, nunca he tenido una y no quiero tener ninguna”, agregó.
Entonces, ¿cómo sigue los estallidos diarios desde la cuenta @realDonaldTrump, a menudo relacionados con la política exterior? “Mi equipo tiene que imprimirme los tuits y traérmelos”, admitió, asegurando que el mandatario nunca le advierte lo que escribirá por adelantado.
Pasan “entre cinco minutos y una hora” entre el posteo en cuestión y el momento en que “alguien viene a decirme ‘oye, el presidente ha tuiteado esto’: ya tengo las primeras reacciones y eso me permite comenzar a pensar en cómo manejarlo”, contó.
Para el secretario de Estado, Twitter puede ser “una gran herramienta cuando se usa bien” y le permite al mandatario “eludir los medios tradicionales de comunicación” para llegar directamente “a los estadounidenses, pero también a nuestros amigos y aliados o a nuestro oponentes de todo el mundo”.