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Estados Unidos lidera la coalición y espera que después de un combate de tres años para derrotar a los militantes pueda contar en gran parte con aliados del Golfo Pérsico para compartir la carga que implica la reconstrucción de Irak y con un acercamiento saudí-iraquí para debilitar la influencia de Irán en el país, gobernado por chiíes.
Los donantes e inversores se reunieron esta semana en Kuwait para discutir los esfuerzos para reconstruir la economía e infraestructura de Irak, mientras emerge de un devastador conflicto con los militantes de línea dura que tomaron casi una tercera parte del país.
Irak declaró la victoria sobre Estado Islámico en diciembre, luego de recuperar todo el territorio capturado por los militantes en 2014 y 2015. Los combatientes también fueron mayormente derrotados en la vecina Siria.
Estados Unidos aprecia las “generosas contribuciones” de miembros de la coalición en el último año, pero se necesita más, dijo el Secretario de Estado Rex Tillerson en una reunión de la coalición en Kuwait.
“Si las comunidades en Irak y Siria no pueden regresar a su vida normal, nos arriesgamos a volver a condiciones que permitieron a ISIS tomar y controlar un vasto territorio”, dijo Tillerson, usando el acrónimo para referirse al grupo.
“Debemos continuar despejando remanentes de la guerra dejados por ISIS, permitir que los hospitales reabran, restablecer los servicios de agua y electricidad y hacer que los niños y niñas vuelvan al colegio”, agregó. Sin embargo, no se espera que Estados Unidos haga ninguna contribución directa del Gobierno en la conferencia.