Temer, de 77 años, fue sometido este domingo a un procedimiento de retirada de la sonda vesical y se encuentra estable, de acuerdo con el informe médico del Hospital Sirio Libanés, en la capital paulista.
El mandatario fue operado la noche del viernes por un aumento benigno en la próstata y permanecerá ingresado hasta hoy, cuando tenía previsto mantener un encuentro con el presidente de Bolivia, Evo Morales.
La reunión entre ambos mandatarios fue aplazada la víspera debido al estado de salud de Temer y el próximo miércoles será reprogramada la fecha de la visita de Morales, según explicó la víspera el canciller boliviano, Fernando Huanacuni.
Según las primeras informaciones, el jefe de Estado brasileño deberá permanecer en reposo en San Pablo hasta el próximo miércoles, cuando podría volver a Brasilia para continuar con su agenda.
Temer acudió al hospital de San Pablo la noche del viernes, dos días después de haber sido hospitalizado en Brasilia durante algunas horas por una “obstrucción urinaria”.
Temer sufrió el “malestar” en momentos en que la Cámara baja debatía la denuncia por obstrucción a la justicia y asociación ilícita que la Fiscalía formuló en su contra, en base a una confesión realizada por los dueños de JBS.
Las acusaciones, que Temer siempre negó, fueron rechazadas el mismo miércoles por 251 votos frente a 233 en el pleno de los diputados, que por imperativos de la Constitución brasileña debía avalar su eventual enjuiciamiento, y supuso un alivio para el mandatario.
En un vídeo publicado esta semana, el presidente aseguró que, tras el archivo de la denuncia, estará más centrado en la recuperación económica del país y en el cuidado de su salud, que en las últimas semanas ha sido cuestionada.
Durante un reciente chequeo médico los doctores detectaron una obstrucción arterial coronaria “leve”, pero el propio Temer negó que tuviera que ser sometido a un cateterismo para corregir el problema.