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Durante una ceremonia en la isla de Ukara, frente a la que zozobró el ferri, el primer ministro Kassim Majaliwa señaló “un gran duelo para toda la nación”.
Simbólicamente, se colocó una decena de ataúdes en tumbas individuales, especialmente los que contenían los cuerpos que no pudieron ser identificados.
El resto de los féretros fueron recogidos por allegados que desean realizar funerales más íntimos, o serán enterrados más tarde. Los representantes de varias confesiones religiosas rezaron breves plegarias y se depositaron ramos de flores delante de los ataúdes.
Las banderas ondeaban a media asta en todo el país. Majaliwa indicó que se erigiría un memorial en Ukara. Las operaciones de búsqueda de los cuerpos continuaban, dijo, así como las de sacar al ferri del agua. Aunque según las declaraciones del ministro de Transportes, Isack Kamwelwe, “lo esencial está hecho”.
Este domingo, los rescatistas se afanaban aún alrededor del casco del barco que emergía del agua a unas decenas de metros de la isla de Ukara, destino final del ferri.
El naufragio tuvo lugar cerca de la orilla, pero el balance tuvo proporciones dramáticas ya que, como en otros naufragios ocurridos en la región de los Grandes Lagos, la mayoría de la gente no sabía nadar.
El primer ministro comunicó las últimas cifras disponibles: 224 muertos, entre ellos 126 mujeres, 71 hombres, 17 niñas y 10 niños, y 41 supervivientes, antes de mencionar las causas de la catástrofe.
“Según las primeras informaciones, una de las causas del accidente es la sobrecarga”, dijo. “El gobierno tomó algunas medidas. Ya hemos procedido a la detención de todas las personas encargadas de la gestión y supervisión del ’MV Nyerere’ (...) Los interrogatorios comenzaron”, continuó, y añadió que se iba a crear “una comisión para una investigación más exhaustiva”.
El ministro de Transportes detalló después que “según las informaciones de las que disponemos ahora, este ferri había embarcado a 256 pasajeros”. La capacidad oficial de transporte era de 101 personas.
Según algunos testigos y sobrevivientes, varios pasajeros se desplazaron hacia la proa al acercarse al muelle, un movimiento que parece que desequilibró a la embarcación.
Según otras, el capitán, distraído con su celular, no realizó bien la maniobra de acercamiento al embarcadero y, al intentar solucionarlo, realizó una maniobra brutal que hizo naufragar al ferri.
El viernes por la noche, el presidente tanzano, John Magufuli, reveló que el capitán, ausente, dejó al mando a un subordinado sin experiencia.
La sobrecarga de las embarcaciones es una causa frecuente de las catástrofes en el lago más grande de África, surcado por barcos vetustos, y las autoridades suelen prestar poca atención a la seguridad.
En 1996, unas 800 personas, según la Cruz Roja, murieron en el naufragio del ferri “Bukoba”, sobrecargado de pasajeros, a unas cuantas millas marinas de las costas de Muanza.
La esperanza de encontrar sobrevivientes se va reduciendo. Aunque contra todo pronóstico, el sábado se rescató vivo entre los restos del ferri a su ingeniero, tras pasar casi dos días en un compartimento aún lleno de aire.
El presidente tanzano, que habló de una “negligencia” como causa del accidente, prometió el viernes por la noche que “los responsables serán absolutamente castigados” y decretó cuatro días de duelo nacional.
El ferri “MV Nyerere”, que toma el nombre del primer presidente tanzano Julius Nyerere, realizaba el trayecto entre la isla de Ukara y la de Ukerewe, justo enfrente y donde se encuentra la localidad de Bugolora, a la que suelen acudir los habitantes de Ukara por provisiones.
Los mensajes de condolencias se multiplicaron en todo el mundo, desde el papa Francisco hasta el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pasando por el presidente ruso Vladimir Putin y varios jefes de Estado africanos.