“Hemos designado a la vicepresidenta y canciller Isabel de Saint Malo para que a partir de este momento inicie un esfuerzo serio y comprometido por parte del Estado para la reconciliación nacional y cerrar las heridas” , dijo Varela durante los actos de conmemoración de la invasión estadounidense.
“Es nuestro compromiso de buscar la unidad en nuestro país y hacer justicia” , dijo Varela, según el cual su iniciativa busca contribuir a “sellar las heridas que aún quedan pendientes y vivas en muchos panameños” .
Varela se convirtió en el primer mandatario panameño en presidir los actos de homenaje en honor a las víctimas de la intervención militar estadounidense, que produjo oficialmente 500 muertos, aunque organizaciones de derechos humanos elevan esa cifra a varios miles.
En los actos realizados en una fosa común ubicada en el Jardín de Paz de la capital panameña y acompañado de varios miembros de su gabinete, Varela depositó una corona de flores en honor a los caídos en compañía de varios familiares de las víctimas.
La madrugada del 20 de diciembre de 1989 más de 27.000 soldados de Estados Unidos invadieron Panamá para derrocar a Noriega, reclamado por un tribunal de Miami por narcotráfico.
Tras permanecer unos días en la Nunciatura, Noriega se entregó el 3 de enero de 1990 con uniforme militar a las tropas estadounidenses y desde entonces ha estado preso en Estados Unidos, Francia y Panamá por narcotráfico, blanqueo de capitales y desaparición de opositores durante su régimen (1983-1989) .
Las víctimas exigen que Estados Unidos reconozca la invasión, indemnice al país y diga dónde están las fosas comunes donde fueron enterrados cientos de panameños, además de que se declare el 20 de diciembre como día de “duelo nacional” .
Sin embargo, muchos panameños vieron con buenos ojos la invasión que puso fin al régimen de Noriega, tras años de graves violaciones a los derechos humanos y de una economía destrozada.
El exdictador, de 80 años, nunca ha pedido perdón públicamente por aquellos acontecimientos de finales de los años ochenta.
Esta semana se limitó a decir desde la cárcel panameña donde purga condenas por 60 años por desaparición de opositores que “ya nadie sabe lo que pasó y cada uno cuenta la historia como le da la gana” .