Shane Lin y Marc Yuan, dos jóvenes que se conocieron en el colegio, fueron la primera pareja en llegar a una oficina pública en Taipéi. Vestidos con trajes de color rosado, Shane y Marc posaron para fotografías y se besaron delante de la prensa y una multitud antes de firmar el certificado de su matrimonio.
Instantes más tarde, fue la vez de autora teatral Li Ying Chien y su novia, una dibujante conocida con el nombre artístico de Cynical Chick, quienes firmaron el certificado de matrimonio.
Taiwán se tornó la semana pasada el primer país de Asia en legalizar el casamiento entre personas del mismo sexo, en la coronación de casi tres décadas de empeños en la comunidad homosexual para conseguir la legalización de sus derechos.
La cuestión, sin embargo, permanece claramente divisiva en un país marcadamente conservador, especialmente fuera de las ciudades y entre las generaciones de edad avanzada.
Se espera que unas 300 parejas de personas del mismo sexo se presenten ante oficinas públicas para registrar su casamiento, 150 de ellas apenas en la ciudad de Taipéi.
Inclusive la sede del gobierno municipal organiza una ceremonia colectiva de casamientos en un famoso edificio de la capital.
Entre quienes se preparan para la ceremonia se encuentra la asistente social Huang Mei-yu, quien espera casarse en breve con su novia You Ya-ting. “Me siento muy nerviosa, aunque nosotras tuvimos una ceremonia en 2012”, dijo a AFP.
En su caso, se trató de una bendición religiosa que las dos recibieron de parte de un monje budista. “Pero también estoy muy feliz ya que todo salió antes de lo esperado. Pensé que tendría que esperar otros 10 años”, comentó.
El reconocimiento legal de su relación, dijo Huang, es un paso fundamental y puede impulsar a otras personas aceptar sus parejas públicamente.
“Ahora que el casamiento entre personas del mismo sexo es reconocido legalmente, creo que mis padres finalmente sentirán que esto es real y dejarán de insistir para que me case (1/8)con un hombre(3/8)”, dijo.
Para el activista por los derechos de los homosexuales Chi Chia-wei, los casamientos del viernes con la culminación de tres décadas de una larga lucha para persuadir a los gobiernos a impulsar un cambio en la legislación.
Fue Chi quien presentó la petición formal ante la Corte Constitucional de Taiwán, un proceso que terminó en 2017 cuando es tribunal determinó que negar a las parejas homosexuales el derecho a casarse era inconstitucional.
La semana pasada, después de dos años de esa sentencia, finalmente el parlamento aprobó una ley que permite a parejas del mismo sexo formalizar una “unión exclusiva permanente” y solicitar “registro de casamiento” ante oficinas públicas.
“Estoy feliz de ver que ahora parejas del mismo sexo pueden registrar su relación. Me siento honrado de ser testigo de estos casamientos”, comentó.
En los diez últimos años Taiwán fue uno de los países más progresistas de Asia en materia de derechos de los homosexuales y organizó el mayor desfile del orgullo gay del continente. Sin embargo, la isla que vive separada de China desde 1949, es también una sociedad sumamente conservadora, con grupos de presión religiosos muy poderosos.