Al presentar su análisis periódico, la ONS señaló que un 78% de las personas que se suicidaron fueron hombres, especialmente entre 45 y 59 años, y la región británica más afectada el norte de Inglaterra, muy castigada por la recesión. En 2013, 19 de cada 100.000 muertes de varones fueron por suicidio -25 de cada 100.000 en el caso del grupo entre 45 y 59 años-, la mayor proporción desde 2001, comparado con el 5,1 de las de mujeres.
Los métodos más utilizados fueron “ahorcamiento, estrangulamiento y asfixia”, empleados por un 56,1% de los hombres y un 40,2% de las mujeres. El mayor índice de suicidios se dio en el noreste de Inglaterra, con 13,8 muertes por cada 100.000 personas, mientras que Londres tuvo la menor incidencia con 7,9 por cada 100.000.
La media del país en 2013 fue de 11,9 suicidios por cada 100.000 personas. En general, las tasas de suicidio en el Reino Unido se habían reducido de forma consistente desde 1981, con 15,6 por cada 100.000 personas hasta 2007, con 10,6 por cada 100.000, si bien después se experimentó este repunte, que se atribuye en buena medida a las vicisitudes económicas.
La ONS apuntó en su informe que “la reciente recesión en el Reino Unido puede ser un factor influyente en el aumento de los suicidios” y señala que “las áreas con mayor desempleo experimentaron un aumento de los suicidios masculinos”. El Reino Unido sufrió una fuerte recesión tras la crisis crediticia de 2008, si bien en los últimos tiempos los indicadores económicos han mejorado y en 2014 el producto interior bruto (PIB) creció un 2,6%, al tiempo que el desempleo se ha reducido y se sitúa actualmente en el 5,7%.