Sisi, el hombre fuerte de Egipto convertido en presidente, presta juramento

EL CAIRO. El exjefe del ejército Abdel Fatah al Sisi prestará juramento este domingo como nuevo presidente de Egipto, en presencia de unos pocos dignatarios extranjeros.

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Al Sisi ya fungía ’de facto’ como tal tras el derrocamiento, el 3 de julio del año pasado, del islamista Mohamed Mursi, primer presidente electo democráticamente en el país, por lo que sólo se trata de un trámite formal.

El presidente palestino Mahmud Abas, varios representantes de las monarquías árabes del Golfo Pérsico, y tres presidentes africanos asistirán a partir de las 07H30 GMT al acto en el que Sisi jurará su cargo ante la Corte Constitucional Suprema, informó la prensa oficial.

Esta ceremonia será seguida por una recepción en el palacio presidencial Itihadiya, en El Cairo.

Sin embargo, no habrá líderes occidentales en esta investidura.

En señal de descontento con el proceso democrático en Egipto, ningún funcionario de rango ministerial de Estados Unidos participará en las ceremonias, a la que sí acudirá un asesor del Departamento de Estado.

Thomas Shannon, exembajador estadounidense en Brasil y actual asesor del secretario de Estado, John Kerry, encabeza la delegación nortemericana en la ocasión.

Tampoco la Unión Europea (UE) estará representada por manadatarios sino por sus embajadores acreditados ante El Cairo. La mayoría de los países se limitó a felicitar al nuevo presidente tras su elección.

Este domingo fue declarado día festivo para los funcionarios públicos, para que puedan participar en las celebraciones.

El mariscal, quien se retiró del ejército para poder presentarse a la elección presidencial del 26, 27 y 28 de mayo, ganó sin sorpresas obteniendo el 96,9% de los votos, 23.780.104, contra 757.511 para su único rival, el líder de la izquierda Hamdeen Sabbahi.

Sisi tomó el poder después de que millones de egipcios se volcaran a las calles para reclamar la partida de Mursi, quien llevaba un año en el poder, pero el primero lo destituyó y lo encarceló.

Desde entonces, en Egipto las voces disidentes han sido reprimidas con mano dura y los opositores son juzgados y encarcelados. Estos métodos fueron apoyados por gran parte de la sociedad, por lo que el militar se volvió en el hombre fuerte y más popular del país.

Los partidarios de Mursi han sido las principales víctimas de la implacable represión lanzada por Sisi, que ha dejado más de 1.400 muertos y cerca de 15.000 detenidos. Además, se han realizado juicios colectivos a centenares de opositores, en primera instancia condenados a muerte en su mayoría.

El gobierno, para justificar la brutal represión, ha invocado la “guerra contra el terrorismo”, argumentando las decenas de atentados que han tenido como objetivo a las fuerzas de seguridad tras la destitución de Mursi.

Tanto los Hermanos Musulmanes, la cofradía del expresidente, como otros grupos opositores habían llamado al boicot de los comicios, con los que el régimen aspiraba a ganar legitimidad movilizando a la población, lo que no ocurrió.

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