El activista explicó por teléfono que su organización supo de estos casos por los familiares de las víctimas, todas ellas de distintas localidades de la región de Al Qalamún, al norte de la capital.
Los muertos, de diferentes edades, estaban arrestados en varios centros de los servicios de Inteligencia dentro de la capital.
En mayo, el Observatorio denunció que al menos 847 personas, entre ellas quince menores, habían perecido desde comienzos de año en cárceles gubernamentales.
El motivo de estas muertes fueron torturas y ejecuciones, así como las precarias condiciones sanitarias y humanitarias del cautiverio o la negación de tratamiento médico a los reclusos enfermos.
Más de 162.000 personas han perdido la vida en Siria desde el inicio del conflicto en marzo de 2011, según cifras de la ONG.