Sigue la búsqueda contrarreloj de 85 desaparecidos en corrimiento de tierras

PEKÍN. Los equipos de rescate trabajan hoy contrarreloj en el parque industrial de Shenzhen (China), donde un desprendimiento enterró el domingo a 85 personas, según las últimas cifras.

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Sigue habiendo confusión en torno a ese número de víctimas y a las causas del accidente. Las autoridades de esa ciudad vecina a Hong Kong, centro de la industria tecnológica de China, informaron de que el deslizamiento de tierras afectó en distinto grado a 33 edificios del parque industrial Hengtaiyu, entre ellos tres dormitorios de obreros, además de 14 fábricas y dos locales de oficinas.

Unas 10 hectáreas de la zona quedaron cubiertas por escombros, que en la mayoría del parque industrial alcanzan una altura media de seis metros. Las autoridades locales informaron en un primer momento de que la cifra de desaparecidos era de 91, aunque tras realizar más comprobaciones la bajaron a 85.

Todavía se desconocen con claridad las causas del siniestro, del que fue informada la policía local a las 11:40 hora local del domingo (00:40 hora paraguaya), aunque residentes locales aseguraron que durante años se han almacenado ilegalmente en el lugar escombros y otros desechos de obras que podrían haber causado el corrimiento.

Según el diario económico Caixin, la escombrera era gestionada desde 2013 por una empresa local llamada Lvwei Property Management, en el mismo lugar donde se situaba una antigua cantera, e informes medioambientales habían advertido de la inestabilidad del suelo, por lo que se consideraba una solución temporal. Pese a ello, el gobierno local de Shenzhen, a través de su cuenta oficial en Sina (portal informativo chino) atribuye por ahora el accidente a causas “naturales”.

La televisión estatal china CCTV mostró hoy imágenes de decenas de edificios de la zona afectada, algunos de ellos totalmente destruidos por la lengua de tierra rojiza y en otros casos cubiertos de escombros en sus primeros pisos. También informó del rescate con vida de 16 personas, actualmente hospitalizadas, entre ellos un niño, Ouyang Qi, quien recordaba haber pasado “mucho miedo” en el accidente, mientras que otro superviviente, apellidado Li, contó que se había salvado casi de milagro.

“Comencé a correr, y veía que la lengua de tierra avanzaba detrás de mí”, señaló, tendido en la cama de un hospital, al canal estatal chino. Alrededor de 1.500 personas trabajan en las tareas de rescate, para las que se han destinado también perros rastreadores y 151 vehículos, entre ellos decenas de excavadoras que desde lo alto de la montaña de escombros intentan alcanzar el interior de los edificios más enterrados.

Además de los atrapados hubo que evacuar a 900 personas de la zona, que han sido reubicadas en escuelas y centros comunales de Shenzhen y siguen preocupadas por la posibilidad de nuevos deslizamientos de tierras, aunque expertos citados por Xinhua aseguraron que son poco probables.

Al deslizamiento de tierras le siguió una explosión en un gasoducto de la zona, propiedad del gigante petrolero nacional Petrochina, y que destruyó 400 metros de tubería. La firma informó de que ha vaciado el conducto dañado de gas natural y ha desviado el transporte de este hidrocarburo a través de instalaciones temporales, ante la posibilidad de nuevas explosiones.

Según contó CCTV, los efectivos de rescate utilizan aparatos detectores de signos vitales para intentar rescatar personas atrapadas bajo la tierra, aunque éstos reconocieron que en muchos casos tras realizar excavaciones en puntos marcados por las máquinas descubrieron que se trataba de falsas alarmas.

La ciudad de Shenzhen, una de las de más rápido crecimiento del país, se ha involucrado en los últimos años en una espiral de grandes obras de construcción, desde el metro local a grandes urbanizaciones o polígonos industriales, que han generado enormes cantidades de escombros difíciles de gestionar.

Informes locales calculan que la cantidad de estos desechos derivados de la construcción se ha triplicado en los últimos ocho años, desde los 9.500 millones de metros cúbicos en 2007 a 30.000 millones en 2014. El accidente vuelve a sembrar dudas sobre la seguridad en las instalaciones industriales del país, después de que el pasado agosto una cadena de explosiones en una zona de almacenamiento de sustancias químicas peligrosas en el puerto de Tianjin (norte) causara 173 muertos y más de 700 heridos.

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