Nelson Mandela sigue estando grave

JOHANNESBURGO. El estado de salud del expresidente Nelson Mandela, de 94 años, sigue siendo grave desde que fue hospitalizado el sábado, anunciaron el lunes las autoridades sudafricanas.

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“El expresidente Nelson Mandela sigue hospitalizado y su estado es estable. Madiba fue ingresado el 8 de junio de 2013 para ser atendido en un hospital de Pretoria por una infección pulmonar”, indicó la presidencia en un breve comunicado, utilizando su nombre de clan, adoptado por la gran mayoría de los sudafricanos.

“El presidente Jacob Zuma reitera su llamado a Sudáfrica a orar por Madiba y su familia durante este período”, añadió el gobierno, refiriéndose al héroe de la lucha contra el 'apartheid'.

El portavoz de la presidencia, Mac Maharaj, había anunciado el sábado por la mañana la hospitalización por una neumonía, en estado grave, del héroe de la lucha contra el 'apartheid', que estaba nuevamente enfermo desde hacía algunos días. Se trata de su cuarta internación desde diciembre.

El nombre del establecimiento de Pretoria donde es atendido no fue divulgado, tal como sucedió con sus anteriores hospitalizaciones. Sin embargo, decenas de periodistas acampaban ante un hospital especializado de la capital donde aparentemente fue ingresado. Dos hijas de Nelson Mandela y varios de sus nietos fueron vistos allí el domingo.

El lunes de mañana, la prensa debió limitarse a las especulaciones. El Star de Johannesburgo, sin citar fuente alguna, afirmaba que la familia había limitado las visitas a los familiares, prohibiendo sobre todo el acceso al hospital a los jerarcas del partido Congreso Nacional Africano (CNA, en el poder) . Ningún miembro de la familia quiso confirmar esta información.

El portavoz del CNA, Keith Khoza, dijo que no estaba al tanto.

“Vi a mi padre y está bien. Es un luchador”, declaró al diario británico The Guardian la hija del expresidente, Zindzi, la única integrante de la familia que rompió el silencio. “Nosotros queremos crear un ambiente propicio para su restablecimiento”, explicó Mac Maharaj. “Por lo tanto, los seres amados más cercanos van a verlo, eso es todo, nada más”, dijo.

“Él es atendido, y queremos que sea cuidado en las mejores condiciones para su familia”, agregó.

Esta discreción se debe sin duda alguna a la falta de evolución importante en un sentido o en el otro, y el único boletín de salud publicado el sábado de mañana -estado “inquietante pero estable"- sigue vigente.

Si bien oficialmente es hora de plegarias y deseos de un rápido restablecimiento, en esta oportunidad hay voces que se expresan enérgicamente para decir que incluso los héroes tienen derecho a morir un día.

“Ha llegado la hora de dejarlo partir (...) Su familia debe dejarlo ahora, para que Dios pueda hacerlo a su manera”, declaró el domingo Andrew Mlangeni, un compañero de lucha de Mandela, resumiendo una opinión ampliamente exprimida en algunos programas de radio y las redes sociales.

Nelson Mandela parecía muy debilitado en las últimas imágenes difundidas a fines de abril, en ocasión de una visita a su domicilio de los principales dirigentes del CNA que provocó un escándalo.

Fue hospitalizado por última vez desde fines de marzo hasta principios de abril, durante diez días, también por una infección pulmonar recurrente, probablemente vinculada a una tuberculosis que contrajo durante los 27 años que estuvo encarcelado en la isla-prisión de Robben Island, picando piedras y respirando un polvo que dañó para siempre sus pulmones.

Aunque está totalmente retirado de la vida pública desde hace años, Mandela sigue siendo el símbolo de una Sudáfrica unida a pesar de sus persistentes divisiones raciales. Encarna el milagro de un país que pasó del régimen de la segregación racial a la democracia en 1994.

Esta exitosa transición condujo a que fuera galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1993, que compartió con el último presidente del apartheid, Frederik De Klerk.

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