Más de 300 personas, esencialmente jóvenes estudiantes, perecieron cuando el “Sewol” se hundió frente a la isla de Jindo.
El drama, causado principalmente por errores humanos -un espacio de carga rediseñado ilegalmente y con exceso, una tripulación inexperta y unas relaciones turbias entre el operador y las autoridades reguladoras- escandalizó y traumatizó al país.
Este sábado están previstas conmemoraciones en Seúl y Ansan (suroeste), donde perdieron la vida los estudiantes de secundaria.
Devolver a la superficie el barco de 6.825 toneladas es una de las principales reclamaciones de las familias de las víctimas, que esperan que nueve cuerpos aún desaparecidos puedan ser recuperados.
Seúl presentó el año pasado un plan para reflotar el ferry y seleccionó una sociedad china para realizar este proyecto de 64 millones de euros. La operación debería comenzar el próximo mes y concluir a finales de julio.
“El objetivo de nuestra operación de reflotamiento es entregar a las familias los nueve cuerpos que faltan” , explicó esta semana a la prensa Yeon Yeong-yin, un representante del Ministerio del Mar que supervisa el proyecto.
El “Sewol” se encuentra a más de 40 metros de profundidad, y las autoridades temen que el buque de 145 metros de eslora se parta en varios fragmentos durante la operación de reflotamiento.
“Desgraciadamente, no existe ninguna certeza y nosotros sólo podemos hacer todo lo posible para minimizar el riesgo”, subrayó Simon Burthem, arquitecto naval de TMC, empresa asesora implicada en la operación.
Burthem estima que la operación tiene un 80% de posibilidades de salir bien. “Reflotar un barco en un solo bloque desde semejante profundidad nunca se ha hecho hasta ahora; es un proyecto muy, muy difícil y estimulante, y una primicia mundial” , declaró.
Wang Weiping, el jefe de obra de la empresa china, saludó el trabajo de los equipos de buzos que preparan el reflotamiento en condiciones peligrosas.
Su tarea principal fue envolver el barco con una red que impedirá que nada, ni siquiera unos restos humanos, caiga del barco cuando sea aupado.
Para las familias de las nueve víctimas cuyos cuerpos nunca aparecieron, los dos años de espera han resultado agotadores.
“Hace 730 días y puedo ver el océano delante mío”, declaró Lee Keum-hui, que acampó en el puerto de Paengmok, cerca del lugar de la operación, con la esperanza de recuperar el cuerpo de su hija de 16 años. “Sé dónde se encuentra pero no puedo alcanzarla” , añade la madre.
Otras familias de luto acusaron al Gobierno de falta de transparencia. “Todo se lleva a cabo a escondidas y las familias no tienen derecho a observar la operación”, fustigó Jung Seong-wook, uno de sus representantes.
El Ministerio del Mar esta de acuerdo con llevar a las familias al sitio del naufragio siempre que “no perturben las operaciones de salvamento” e insiste en el imperativo de “intensa concentración” en ese momento crítico de la operación.
Para familiares como la señora Lee, la perspectiva de no recuperar los cuerpos es insoportable. “Temblamos de miedo ante la idea de que existe la más mínima posibilidad de no encontrar nunca los cuerpos que faltan”, dijo.