Segunda búsqueda de avión malasio finaliza en decepción

BANGKOK. La segunda operación de búsqueda del avión de Malaysia Airlines desaparecido en 2014 finalizó hoy de manera “extremadamente decepcionante” para los equipos de rastreo ante uno de los mayores misterios de la historia de la aviación.

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La compañía estadounidense Ocean Infinity escudriñó en poco más de tres meses 112.000 kilómetros cuadrados en el océano Índico donde los expertos creen se estrelló el Boeing 777 de la aerolínea malasia con 239 personas a bordo, sin encontrar el aparato.

Aunque “claramente el resultado de momento es extremadamente decepcionante, como compañía estamos verdaderamente orgullosos de lo que hemos conseguido”, indicó Oliver Plunkett, consejero delegado de Ocean Infinity, en un comunicado.

Plunkett precisó que los equipos del barco Seabed Constructor, apoyado por 8 vehículos submarinos, han podido recabar valiosa información sobre el fondo marino, al tiempo que rindió homenaje a los familiares y amigos de las víctimas y agradeció la confianza del Gobierno malasio.

Las autoridades malasias acordaron el pasado enero con la compañía de rastreo que pagarían un máximo de 70 millones de dólares (unos 60 millones de euros) si lograba encontrar el fuselaje del avión y las dos cajas negras. El nuevo Gobierno malasio, formado tras las elecciones del pasado día 9, anunció la semana pasada la conclusión de la búsqueda, aunque dejó la puerta abierta a un tercer intento.

El avión desapareció de los radares el 8 de marzo de 2014 unos 40 minutos más tarde de su despegue en Kuala Lumpur rumbo a Pekín, después de que alguien apagara los sistemas de comunicación e hiciera virar el aparato, según la investigación oficial.

A bordo del avión viajaban 153 chinos, 50 malasios (12 formaban la tripulación), siete indonesios, seis australianos, cinco indios, cuatro franceses, tres estadounidenses, dos neozelandeses, dos ucranianos, dos canadienses, un ruso, un holandés, un taiwanés y dos iraníes. Las autoridades investigaron si se trató de un posible acto terrorista o un suicido por parte de un pasajero o un miembro de la tripulación, pero no encontraron ninguna prueba al respecto.

El expiloto e investigador canadiense Larry Vance indicó en 2016 que, en su opinión, el avión malasio había sido estrellado deliberadamente en un acto suicida por el piloto Zharie Shah, que en su casa tenía un simulador de vuelo con una ruta parecida a la realizada por el aparato antes de estrellarse. Sin embargo, otros expertos opinan que, de acuerdo con los análisis de los datos del satélite, todo indica que nadie pilotaba el avión cuando se precipitó en el mar.

Hasta el momento, se han recuperado 27 piezas en playas de Reunión, Mozambique, Mauricio, Sudáfrica y la isla Pemba (Zanzíbar), fragmentos que fueron arrastrados por las corrientes del Índico, lo que concordaba con la hipótesis oficial del siniestro. Los expertos confirmaron que tres fragmentos de ala encontrados en Reunión, Mauricio y Pemba pertenecen al avión desaparecido, otras siete piezas -incluidas partes del interior de la cabina- lo son “casi con seguridad” y ocho más lo son “con alta probabilidad”.

La desaparición de la aeronave, que ocurrió pocos meses antes de que otro avión de Malaysia Airlines fuera derribado por un misil en el espacio aéreo de Ucrania, provocó que el Gobierno tuviera que nacionalizar la aerolínea a finales de 2014.

Las operaciones de Ocean Infinity sucedieron a la primera fase de búsqueda, que asumieron las autoridades de Malasia, Australia y China con un coste de más de 151 millones de dólares, y que fue suspendida a principios de 2017. La compañía, que se ha mostrado interesada en participar en una nueva búsqueda del avión malasio, también ha ofrecido sus servicios para el rastreo del submarino argentino Ara San Juan, desaparecido en el Atlántico con 44 tripulantes hace seis meses. 

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