LA HABANA. “La mesa (de diálogos) no está paralizada, (pero) se frenó un poco la discusión que tenemos (...) sobre el cese al fuego y hostilidades bilateral y definitivo”, admitió Carlos Lozada, negociador de paz de las FARC en La Habana, sede de los diálogos.
El jefe rebelde, que evitó hablar de crisis en las negociaciones, señaló que las nuevas desavenencias surgieron por la supuesta intención del gobierno de imponer una “rendición incondicional” de la guerrilla a través de un acuerdo de cese del fuego bilateral.
“Lo que se quiere es (...) intimar una rendición incondicional por parte de la insurgencia y de eso no se trata. Se trata de un proceso de paz y no de una desmovilización de una guerrilla”, comentó Lozada.
El equipo de paz del gobierno no se pronunció de inmediato sobre estas declaraciones.
Comprometidas desde 2012 en una compleja negociación que busca acabar con medio siglo de conflicto armado, las partes desistieron la semana pasada de firmar un acuerdo definitivo de paz el 23 de marzo, como se habían comprometido, a la luz de las diferencias que han surgido en el tramo final de las conversaciones.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el gobierno de Juan Manuel Santos ya se pusieron de acuerdo en cuatro de los puntos previstos (problema rural, cultivos ilegales, reparación de víctimas y participación en política de las FARC una vez se desarmen).
Sin embargo, restan por cerrar el cese definitivo del enfrentamiento (que incluye la dejación de armas de los rebeldes) y el mecanismo para refrendar los pactos, en los que persisten serias diferencias.
Sobre el primer punto, las FARC y el gobierno intentan acordar las zonas en Colombia donde se concentrarían las tropas guerrilleras durante el proceso de desarme bajo verificación de Naciones Unidas.
Lozada indicó que tras “haber avanzado significativamente” en la discusión de este punto, la delegación del gobierno presentó un documento que “prácticamente reversaba lo que se había logrado avanzar en los últimos meses en ese tema del cese al fuego”.
“Frente a la discusión estamos buscando fórmulas que permitan que se salve lo que habíamos logrado avanzar para poder continuar adelante, de lo contrario sería muy difícil porque se pierde la credibilidad de lo que se va construyendo”, advirtió.
Las FARC mantienen desde hace ocho meses una tregua unilateral, mientras el gobierno interrumpió durante este tiempo los bombardeos contra los campamentos rebeldes.