“Sin duda, no podemos dejarlo sin respuesta”, dijo el viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabkov, a la agencia Interfax después de que el Congreso norteamericano aprobara una ley que autoriza a la Casa Blanca a adoptar nuevas sanciones económicas contra Moscú.
Riabkov expresó su inquietud ante la citada ley, que tachó de nueva muestra de “ánimo antirruso”, y cuyo objetivo, dijo, es obligar a Moscú a aceptar decisiones “categóricamente inaceptables ” en Ucrania.
El viceministro no descartó que este asunto sea abordado en la reunión que mantendrán mañana en Roma el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y que estará centrada en la situación en Oriente Medio.
Los congresistas norteamericanos autorizaron a su Gobierno a introducir nuevas sanciones contra el sector energético ruso, en particular el gigante gasístico Gazprom, y el monopolio de exportación de armas, Rosoboronexport.
Aunque la ley aún debe ser aprobada por el Senado antes de llegar a manos del presidente, Barack Obama, también dieron permiso para suministrar armamento a Ucrania, algo a lo que la actual Administración se había negado terminantemente.
El Ministerio ruso de Exteriores ya advirtió anoche de que dicha ley es “una potente mina” capaz de causar tanto daño a las relaciones bilaterales como la enmienda Jackson-Vanik, que impuso en 1974 restricciones a la cooperación comercial entre EEUU y la URRS.
“No cederemos al chantaje, no renunciaremos a los intereses nacionales, no permitiremos la injerencia en nuestros asuntos nacionales”, señaló Alexandr Lukashévich, portavoz de la Cancillería rusa.
Rusia siempre ha negado las acusaciones sobre la presencia de sus tropas en el este de Ucrania, donde esta semana entró en vigor una nueva tregua indefinida, que es respetada por el momento por ambos bandos.