“Pese al anuncio de la retirada parcial (de sus tropas), vemos que Rusia mantiene una presencia militar considerable para apoyar al régimen de (presidente Bashar Al) Asad en Siria”, dijo Stoltenberg, agregando que aunque el alto el fuego se encontraba en una situación “difícil”, era “la mejor base para una solución pacífica negociada” a la crisis.
El presidente ruso, Vladimir Putin, cuyo ejército participa en las operaciones en Siria, anunció el mes pasado la retirada de la parte “esencial” de las tropas rusas, pocos días después del inicio de la tregua entre el régimen y los rebeldes, auspiciada por Moscú y Washington, a finales de febrero.
Pero las múltiples violaciones del alto el fuego y la terrible situación humanitaria del país han tenido un gran impacto en las negociaciones de paz en Ginebra entre el régimen y los principales grupos de la oposición.
Los representantes de la oposición anunciaron por su parte que abandonaban la mesa de diálogo si los sirios seguían muriendo cada día, a causa de los bombardeos.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), al menos 44 civiles murieron el martes en bombardeos, al parecer de la aviación siria, contra dos mercados en la provincia de Idleb (noroeste), controlada por el Frente Al Nosra, la rama siria de Al Qaeda, que, como el grupo yihadista Estado Islámico (EI), está excluido de la tregua.
Distanciados desde el inicio de la crisis ucraniana, la OTAN y Moscú llevaron a cabo el miércoles en Bruselas “discusiones francas”, por primera vez en casi dos años, pero siguen sin resolver sus “profundos desacuerdos”.