“Desde que tomé posesión de mi cargo, claramente se intentó llegar a la destitución”, declaró en Madrid al programa “Conversatorios en Casa de América” de TVE, que se emitirá próximamente.
El Senado brasileño la destituyó debido a irregularidades en las cuentas públicas, lo que ella atribuye a un “golpe parlamentario mediático”, pues su caso nunca se juzgó.
También lo relaciona con el procesamiento, condena y encarcelamiento desde el sábado pasado del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) por corrupción pasiva. Ambos pertenecen al izquierdista Partido de los Trabajadores (PT).
Interpretó que se trata de “impedir” que Lula se presente a las elecciones presidenciales de octubre próximo, ya que figura en cabeza de “todos los sondeos” de opinión; es “inocente” y fue condenado en un proceso “sin ningún fundamento”. Según Rousseff, el “golpe” sufrió una derrota “estrepitosa” porque sus promotores no consiguen presentar un candidato “fiable” a esos comicios.
“Los golpistas no consiguen presentar a ningún candidato, ya que los que van a presentar están involucrados, con pruebas tangibles que demuestran, porque se han grabado, que son corruptos, y también porque han impuesto al país una agenda de retroceso social y económico muy fuerte”, argumentó.
“Nosotros creamos las condiciones para reprimir la corrupción, ahora lo que se necesita para luchar contra ella es instituciones virtuosas”, añadió.
Sobre Petrobras, dijo que ninguna empresa de petróleo está exenta de corrupción y lo que ahora lo que se está intentando “claramente es privatizarla”.
En cuanto a la pobreza, aseguró que Brasil “salió del mapa (mundial) del hambre” con los gobiernos del PT, a la vez que consideró que si se revierte esa situación “la violencia va a seguir aumentando, esa pequeña violencia que alimenta la gran violencia”, relacionadas con el menudeo de drogas y el “gran” narcotráfico. ¿Y quién lava el dinero de la droga de Brasil? “Pues el sistema bancario”, se respondió retóricamente.
Preguntada por si volverá a la política, dijo que sí porque nunca ha salido de ella hasta hoy. “Tan solo he sido presidenta, nunca diputada ni senadora, siempre he hecho política en mi vida, porque además creo que la política tiene que ver con la democracia”, mientras que ahora continúa existido en Brasil un “sistema de control (político), de compra de votos”.
Igualmente, se refirió al resurgimiento de la extrema derecha por un clima que favorece la “radicalización” de la política. “Ya no se debate o se intenta una convivencia democrática, sino lo que se hace es reprimir, pegar tiros, poner bombas... Es gravísimo y el golpe lo que ha hecho es sacar todos estos fantasmas de nuevo a la calle”, enfatizó.