“Esta es la última oportunidad para resistir al fascismo. Él no”, se leyó en las pantallas del estadio Antonio Couto Pereira durante el intervalo del concierto que ofreció el exintegrante de Pink Floyd en la ciudad de Curitiba, en el sur del país.
El mensaje fue proyectado pocos minutos antes de que venciera el plazo para la propaganda política y, como en los otros conciertos que el músico británico ofreció en el país durante las últimas dos semanas, el público reflejó la polarización que vive el país y se dividió entre aplausos y abucheos.
Bolsonaro, un capitán de la reserva del Ejército nostálgico de la última dictadura (1964-1985) y conocido por declaraciones tildadas de machistas, racistas y homófobas, es el favorito en las elecciones que se celebran hoy en todo el país.
Su adversario es el progresista Fernando Haddad, candidato del Partido de los Trabajadores (PT) y quien hace poco más de un mes fue elegido para sustituir como abanderado de esa formación a Luiz Inácio Lula da Silva, preso desde abril pasado en la misma Curitiba y condenado a doce años por corrupción.
Según las últimas encuestas, difundidas este sábado, Bolsonaro tiene una clara ventaja y sería elegido presidente con una votación que oscilará entre el 54% y el 56,8%.
Sin embargo, los mismos sondeos han mostrado en las últimas dos semanas un crecimiento sostenido de las posibilidades de Haddad, a quien los sondeos de este sábado le atribuían una intención de voto que varía entre 46% y 43%.