“La economía verde es un crimen de lesa humanidad y contra la Tierra”, expresaron los indígenas en el documento recibido por un representante de la ONU en las instalaciones donde se celebra la cumbre con 86 jefes de Estado y de Gobierno que se propone iniciar la transición hacia una economía que debería respetar el medio ambiente.
“Lo que los gobernantes llaman desarrollo sostenible es un crimen contra lo sagrado de la Madre Tierra, que provocará violaciones ambientales y de los derechos humanos”, dijo a la AFP Tom Goldtooth, de la etnia dineh de Estados Unidos y director de la Red Medioambiental de Indígenas, de largas trenzas y camisa con vistosos estampados tradicionales.
Los indígenas clamaron su papel histórico en la “defensa de la Madre Tierra, fuente de la vida, ante las agresiones del desarrollo”.
“Nuestras tierras y territorios son la parte medular de nuestra existencia, somos la Tierra y la Tierra es nosotros”, dijeron en su manifiesto.
“Esta cumbre reúne a líderes. Nosotros también somos los líderes de nuestros pueblos, y ellos no nos escuchan, cuando tendríamos mucho que aportar a las soluciones a la crisis del planeta y sobre sostenibilidad”, lamentó el filipino Windel Bolinget, luciendo un collar de tiras de colmillos de jabalí.
A su lado, el mapuche chileno Juan Correa Calfin se abría camino con una ’cascauilla’, un instrumento musical con cascabeles, “que nos abre camino por la tierra y aparta los espíritus oscuros”, dijo.
Los indígenas denunciaron “un esfuerzo perverso de las grandes empresas, las industrias extractivas y los gobiernos para convertir en dinero toda la creación mediante la privatización y venta de lo sagrado y todas las formas de vida, así como el cielo, el aire que respiramos, el agua que bebemos y todos los genes, plantas, árboles, animales, y conocimientos tradicionales”.
“La economía verde es nada menos que capitalismo de la naturaleza, su mercantilización (..) es una economía basada en la destrucción del medio ambiente” y “la continuación del colonialismo que los pueblos indígenas y nuestra Madre Tierra han resistido durante 520 años”, expresaron.
Los indígenas se oponen frontalmente a las grandes represas en construcción, como Belo Monte en la Amazonia brasileña, que sería la tercera mayor del mundo. Uno de los grandes caciques brasileños, Raoni, ha lanzado en Rio una intensa campaña para parar la construcción de Belo Monte, cuyo embalse cubrirá 500 km2 de bosques.
Cerca de 600 indígenas de todo el mundo se reúnen en el campamento Kari-oca —en referencia a la palabra indígena carioca, como se llama a los habitantes de Rio— cerca del sitio de la conferencia.
La reunión de los mandatarios coincide con una contra-cumbre de los pueblos, de activistas e indígenas latinoamericanos que protestan contra la economía verde y presionan a los gobernantes por soluciones al planeta.