En Nicaragua, Indio Maíz es el punto donde impactó Otto el 24 de noviembre, en categoría 2 de la escala Saffir-Simpson, de un máximo de 5.
Según el estudio de las organizaciones no gubernamentales ambientalistas Centro Humboldt y Fundación del Río, al soportar el impacto de Otto, la reserva biológica evitó que el huracán provocara daños mayores en Nicaragua.
No obstante, las afectaciones fueron considerables en la zona, ya que el 64,5 % de los árboles dañados por Otto “ quedaron muertos, sin condiciones para la regeneración ” , afirmó a Efe el investigador de la Fundación del Río Amaru Ruiz.
Como resultado, hubo “ pérdida de hábitats de especies, especialmente los monos, que no tienen qué comer, se alteró la zona de reproducción de aves, anfibios y reptiles, y se registró una mortandad de peces por falta de oxígeno y contaminación de su ambiente ” , agregó Ruiz.
Las zonas más afectadas fueron Hallover y La Cucaracha en Indio Maíz, y la isla Mancarroncito, en Solentiname, al sur del Gran Lago de Nicaragua, según el estudio.
Los investigadores advirtieron que ahora el riesgo es que los madereros quieran aprovechar la madera tumbada, ya que de 2.359 metros cúbicos de materia abatida, solamente el 18 % es aprovechable.
“ Lo que nosotros decimos es que la cantidad a aprovechar es tan poca que no vale la pena abrir caminos y dañar lo que quedó por unos cuantos metros cúbicos de madera ” , sostuvo Ruiz.
Otro temor es el de los incendios forestales, ya que la madera seca es un combustible volátil.
En la parte social, 627 personas resultaron afectadas en sus cultivos de fríjoles y musáceas, ya que deberán esperar a fines del año para volver a tenerlos, y dos años para recuperar los cocos, alimento básico en la zona.
El huracán Otto, que impactó la costa Caribe de Nicaragua con vientos que superaron los 90 kilómetros por hora, no dejó muertos en este país, aunque causó 10 en el vecino Costa Rica.