Remarcado de precios, el emprendimiento en tiempos de crisis en Argentina

BUENOS AIRES. Así como algunos cierran sus negocios agobiados por la crisis económica de Argentina, otros han escogido lanzar nuevos emprendimientos pese al difícil contexto que los obliga a lidiar con las fluctuaciones de la moneda.

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“La verdad es que todas las semanas que recibimos mercadería, lamentablemente desde hace ya dos meses, asistimos a lo que yo llamo en broma el ’festival del remarcado’, cambiar los precios”, dice Fernando Hechtlinger, de 46 años, quien acaba de inaugurar dos tiendas de productos naturales de los cuales una parte son importados.

Hechtlinger reconoce que remarcar precios “tampoco está bueno de cara al cliente, uno tiene que ponerse en esa labor de explicarle por qué. Si no remarco, tengo que cerrar. Es una realidad, porque pierdo yo capacidad de recompra”.

Abrió su primer local a fines de 2017 en Mar del Plata (400 km al sur de Buenos Aires) y el segundo en julio pasado, en un barrio acomodado de la capital.

Argentina atraviesa una crisis económica que le llevó a pedir un auxilio al Fondo Monetario Internacional por unos 56.000 millones de dólares.

Desde enero, el peso se ha depreciado 50% y se prevé que la inflación de 2018 sea de 45%, la más alta de la región si se excluye la hiperinflación de Venezuela.

“Están ocurriendo un montón de cosas que en nada favorecen a la economía, ni familiar, ni nacional. Está claro que el modelo actual no favorece a nadie. Pero lo cierto, y mi realidad desde la cual puedo hablar y decir ’yo tomo el riesgo’, es que las personas nunca se dejaron de alimentar”, explica Hechtlinger, procedente de una familia judía de Bahía Blanca (600 km al sur de Buenos Aires) dedicada a la restauración.

“¿Vale la pena el riesgo? Sí lo vale, porque la verdad es que nos está yendo bien”, dice este emprendedor que emplea a dos personas y proyecta abrir un tercer local.

Además de los engorrosos trámites administrativos, Hechtlinger se queja de los impuestos. “No podemos dejar de lado la parte impositiva. En este país, en este contexto, lamentablemente, el socio principal es el Estado, 50% (de los ingresos) se va en impuestos al Estado”, asevera.

A eso se suman elevadas tasas de interés, por encima de 60%, que resultan inviables en el largo plazo, según el economista Rodolfo Santangelo, de la firma Macroview. “Hay muchas empresas pequeñas y medianas que van a tener muchos problemas en su capital de trabajo, en su descuento de facturas, de cheques, de financiamiento” , enumera.

Rodeado de ukeleles en un espacio compartido en Buenos Aires, Federico Veleno, de 29 años, se ocupa de la próxima llegada de esos instrumentos musicales que recibe desde China. Hace seis meses que los lanzó bajo la marca Bamboo.

Decoradores argentinos pintan los instrumentos. “El primer pedido de 800 ukuleles se vendió en 15 días. La mercadería tarda entre tres o cuatro meses en llegar.

Como está la situación en el país, es difícil dilucidar cuánto podemos vender”, refiere Veleno, cuyo negocio se basa en tiendas de música y venta en línea.

“Llega el contenedor, nosotros cerramos un precio para el comerciante, el dólar estaba a 34 pesos. Se fue a 42. ¿Qué hacemos? ¿Vendemos al mismo precio?”, se pregunta Veleno, que finalmente decidió reducir su margen de ganancia.

Pero este joven le ve el lado bueno y asegura que Argentina es una gran escuela para emprendedores. “En Argentina no sabés si la jubilación te va a alcanzar, si de tu trabajo te van a echar porque hay una crisis y te vas a quedar en la calle. El argentino siempre opta por emprender y depender de sí mismo”, afirma.

 

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